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Si el destino no es un lugar, sino una nueva forma de ver las cosas como dijo Henry Miller, el comerciante veneciano Marco Polo fue uno de los primeros viajeros en cambiar la perspectiva del mundo. No fue el primer turista occidental en Oriente pero él relató sus aventuras inaugurando un nuevo género literario: la literatura de viajes. Más de 800 años después de que Marco Polo volviera de su odisea oriental, el ser humano sigue anhelando epopeyas: recordamos al misterioso aventurero veneciano para no perder ese impulso viajero.

Dice la leyenda que en su propio lecho de muerte, le pidieron que expiara sus pecados, que dijera toda la verdad sobre sus viajes, sugiriendo que tal vez había mentido un poquito: Marco Polo tiró de orgullo y dejó aquella frase para la historia: “Y no os conté la mitad de lo que vi”. No sabemos si a la frase siguió un exabrupto, pero murió poco después. Era el año 1324. Medio siglo antes, un jovencito de 17 años seguía a su padre y a su tío rumbo a la corte de Kublai Khan…

Mongolia
Mongolia, una de las ‘maravillas’ descritas en el ‘Libro de las Maravillas’

Marco Polo entre caníbales, milagros y Kublai Khan

Angaman es una isla muy grande, sin ley ni rey. Son idólatras, viven como los animales salvajes. Y tenemos que apuntar en el libro una extraña visión de estas gentes. En esta isla los hombres tienen cabeza y dientes de perro, y en su fisonomía parecen enormes mastines. Son muy crueles y antropófagos y se comen cuantos hombres prenden que no sean de sus gentes”.

¡Caníbales! Si leemos este pequeño extracto del apartado 173 del Libro de las Maravillas de Marco Polo podremos pensar en cómo ha cambiado el mundo. No creemos que en la actualidad en las islas Andamán (a más de 1.300 kilómetros de la India Continental) sigan devorando humanos, pero este territorio continúa siendo uno de los más inexplorados del planeta y hay quien sigue hablando textualmente de “peligrosas tribus locales”

“Y Marco, el hijo de micer Nicolás, aprendió tan a la perfección la lengua y costumbres de los tártaros y su literatura, que a todos causaba maravilla. Pues desde su llegada a la corte aprendió a escribir y a hablar cuatro lenguas. Y como era sabio y prudente, el Gran Khan le cobró gran cariño, estimando su valor. Y cuando vio el buen entendimiento de Marco le envió como embajador a una región donde era menester seis meses para llegar. El joven bachiller cumplió su misión sabia y prudentemente”.

Marco Polo
Las islas Andamán estaban presuntamente habitadas por caníbales en época de Marco Polo. Fuente: Unsplash.

En el capítulo 16 del libro de Marco Polo se narra como el joven mercader cae en gracia a Kublai Khan iniciándose su servicio como diplomático y comerciante al servicio del Imperio Mongol. Y así es como continúa esta odisea que había empezado en 1271, cuando Marco acompaña a su padre y su tío rumbo a lo desconocido.

Y es que el Libro de las Maravillas de Marco Polo no se inicia estrictamente con el viaje del mercader, sino con el de Nicolás y Mafeo, padre y tío, respectivamente, del joven Marco. Son ellos los protagonistas de los primeros episodios del libro. Se dice que ambos fueron a Constantinopla “en busca del mundo” para después viajar “durante un año a través de las montañas” hasta llegar a la corte del Gran Khan.

Imaginemos por un momento lo que puede suponer un viaje de más de un año atravesando montañas entre Turquía y China que hoy podemos fácilmente realizar en pocas horas subidos en un avión. Evidentemente, algo sí ha cambiado en 800 años si hablamos de viajar…

Marco Polo
La odisea de Marco Polo

“Cuando el gran señor que tenía por nombre Cublai Khan, señor de todos los tártaros del mundo y de todas las provincias, reinos y regiones de esta gran parte del mundo, hubo escuchado las gestas de los latinos contadas por los dos hermanos tan llanamente, quedó muy complacido y prometióse a sí mismo enviarles como embajadores al Papa”.

Y así fue como Nicolás y Mafeo regresaron a Europa y recogieron para su siguiente periplo a Marco que se convertiría en el favorito del Gran Khan y en el protagonista del Libro de las Maravillas. El mercader veneciano conocerá Armenia, Persia, Irak, Georgia, China, India, Indonesia y diversas islas a lo largo del Índico.

En sus aventuras tendrá tiempo para presenciar un milagro en Bagdad, descubrir las tumbas de los Reyes Magos en Persia y cruzar desiertos como el Gobi y Taklamakán que a día de hoy siguen siendo peligrosas travesías para el viajero contemporáneo. Y la mítica Xanadú. Las narraciones de Marco Polo se detienen para describir pormenorizadamente la ciudad de verano del Gran Khan y alguno de los milagros que en ella suceden:

“Cuando el Gran Khan está sentado en la inmensa sala en su estrado alto y ponen las copas llenas de vino y de leche y otras bebidas en el suelo, en medio de la sala, a 10 pasos de la mesa, estos bacsis hacen, por sus artificios y encantamientos, que esas copas llenas se levanten del suelo y se posen ellas solas ante el Gran Khan, sin que nadie las toque”.

Así mismo, las narraciones de Marco Polo tambié sirvieron a sus contemporáneos para reflexionar sobre el concepto de la justicia al otro lado del mundo:

Administran la justicia del siguiente modo: cuando algún hombre roba algún objeto insignificante, pero que con ello perjudica a otro, se le dan siete bastonazos, o 37, o 47, hasta 107, según valga la cosa robada, y a algunos les suele costar la vida. Si roban un caballo les condenan a ser cortados por medio de una espada. Si el ladrón tiene con qué pagar, paga nueve veces el valor del objeto robado, y entonces es dejado en libertad”.

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Marco Polo se encontró con dos o tres situaciones peligrosas en su periplo oriental de 25 años. Fuente: Unsplash

Un cuarto de siglo después de salir de Venecia con apenas 18 años, Marco Polo vuelve a casa para terminar con sus huesos en prisión. ¡Suerte la nuestra! Porque cuenta la leyenda que gracias a esa estancia en una cárcel genovesa como prisionero de guerra, el bueno de Marco tiene a bien contarle sus aventuras a Rustichello de Pisa, otro prisionero  —de profesión escritor—  que, consciente de las posibilidades literarios del relato de su compañero, decide ponerlo negro sobre blanco. Y así es como llega hasta nosotros El Libro de las Maravillas o Il Milione como se denominó originalmente.

¿El primer viajero moderno o un magnífico fraude?

“Hay cosas, sin embargo, que no vio, mas las escuchó de otros hombres sinceros y veraces. Por lo cual referimos las cosas vistas por vistas y las oídas por oídas para que nuestro libro resulte verídico, sin tretas ni engaños”.

Ya en la introducción del libro, Marco —a través de la pluma de Rustichello— avisa al lector de que algunos de los episodios que se van a narrar en el libro no son de primera mano. Este detalle es el que ha alimentado a algunos estudiosos de la obra del mercader veneciano a concluir que buena parte de su relato es ficticio y está construido inspirándose en otras fuentes.

Marco Polo
Marco Polo

Para reforzar esta teoría se suele señalar, entre otros aspectos, que no hay ninguna fuente histórica china o mongola que cite a un mercader europeo que estuvo a las órdenes directas del Gran Khan durante casi 20 años. Así mismo se dice que hay extrañas omisiones en su descripción de la China del siglo XIII como la Gran Muralla, el té o la escritura china además de diversas inexactitudes históricas. En este sentido, los investigadores más escépticos sugieren que Marco Polo no pasó de Asia central y que sus narraciones sobre Extremo Oriente son fruto de conversaciones con otros viajeros y de fuentes de segunda mano.

Sea como fuere, El Libro de las Maravillas se publicó en 1300 y se convirtió en uno de los primeros best sellers de la historia. Las maravillas descritas en el libro fascinaron a millones de occidentales que no solo no podían ir a China, sino que prácticamente estaban confinados en sus ciudades y pueblos. El relato de Marco Polo llegó a ser la primera referencia en la literatura de viajes hasta el punto de que un tal Cristobal Colón la releyó una y otra vez antes de embarcarse en otro gran viaje 200 años más tarde…

Ocho siglos después, Marco Polo no solo da nombre al aeropuerto de su ciudad natal, sino que es el viajero de los viajeros, un mito que describió una de las odiseas más fascinantes de la historia de la humanidad: el viaje como revelación, el viaje no como destino, sino como una nueva forma de mirar al mundo, como una nueva forma de descubrirnos.