En el dinámico entramado gastronómico de Madrid, donde las propuestas se multiplican a un ritmo vertiginoso, emergen espacios que, con aparente sencillez, logran trazar un rumbo propio y consolidarse como auténticos referentes.

Tal es el caso de El Puertito de Madrid, ubicado en el corazón del barrio de Chamberí (Paseo del General Martínez Campos, 42). Este establecimiento apuesta por una filosofía clara y directa: ofrecer la mejor oferta de ostras en la capital con un enfoque informal, accesible y, sobre todo, apasionado. Al frente de esta singular propuesta se encuentra Inaz Fernández, una figura que se autodenomina, con justificada razón, el "sommelier de las ostras", y que ahora impulsa una nueva experiencia diseñada para los paladares más curiosos

La culminación de una vida dedicada a las ostras

Inaz Fernández en El Puertito

El Puertito no es fruto de una moda pasajera, sino la materialización de una vocación forjada a lo largo del tiempo. Inaz Fernández lleva intrínsecamente ligada a la ostra desde su infancia, un vínculo que adquirió tintes de auténtica fascinación durante un viaje a Francia. Allí, descubrió que este bivalvo, a menudo percibido en España como un lujo reservado para ocasiones puntuales, formaba parte de la cotidianidad popular.

Esta revelación sembró la semilla de su proyecto: un bar de ostras que desmitificara su consumo, acercándolo al público de una manera fresca y sin pretensiones. La idea, que germinó hace casi dos décadas, cobró vida inicialmente en Bilbao, donde sus locales se convirtieron en punto de encuentro para los amantes de este producto, antes de desembarcar en la capital española para replicar y potenciar su éxito.

Desde su llegada a Madrid, el restaurant eha sabido conquistar a un público heterogéneo, posicionándose rápidamente como un destino ineludible para quienes buscan la máxima calidad en ostras. El secreto, aunque parece simple, reside en la conjunción magistral de tres pilares: la calidad del producto, un ambiente deliberadamente informal y acogedor y una política de precios que busca democratizar el acceso a la ostra de primer nivel. No se trata solo de servir ostras, sino de crear una experiencia que invita a la repetición, a la exploración y al disfrute sin complicaciones.

El ambiente juega un papel crucial en la filosofía de El Puertito. Lejos de la rigidez de algunos establecimientos dedicados a mariscos, aquí se respira una atmósfera relajada, bulliciosa y cercana. El concepto de bar informal se traduce en una disposición que facilita la interacción, donde el cliente se siente cómodo para disfrutar de pie en la barra o en mesas altas, compartiendo la pasión por la ostra. Es un espacio que invita a desinhibirse y centrarse en el placer simple pero profundo de degustar un producto excepcional en buena compañía.

Una degustación de los mares del mundo

La pasión de Inaz Fernández por la ostra es contagiosa y esta temporada se materializa en la nueva propuesta que introduce El Puertito: "Las Degustaciones de la Ostria". Lejos de ser una simple bandeja de mariscos, estas degustaciones están concebidas como itinerarios sensoriales, cuidadosamente seleccionados para permitir a los comensales explorar la vasta diversidad de sabores, texturas y matices que ofrecen las ostras procedentes de distintos orígenes y variedades.

Estas selecciones curadas reflejan el conocimiento profundo de Inaz sobre el producto, presentando un abanico que va desde variedades atlánticas hasta pacíficas, con perfiles gustativos bien diferenciados. La oferta actual se estructura en torno a cuatro opciones principales, cada una con su personalidad y propuesta:

  • De Norte a Sur: Una travesía inicial que combina la robustez de las aguas del norte con la influencia atlántica. Incluye 2 Ostras Regal, conocidas por su equilibrio; 2 Ostras Galicia Rizada, con carácter propio de nuestras costas; 2 Ostras Vernét Spéciale, un clásico francés; 2 Quatroaguas, destacando su origen y frescura; y dos preparaciones singulares: 2 Bloody Oysters y 2 Ostras Acevichadas, que aportan un toque de innovación y fusión.
  • Mar en Calma: Una selección que evoca la serenidad del mar a través de variedades de renombre mundial. Presenta 2 Ostras Gillardeau, a menudo consideradas la "Rolls-Royce" de las ostras por su carnosidad y sabor complejo; 2 Angulata y 2 Ta Maraa, con perfiles distintos pero igualmente seductores; 2 Josephine, apreciadas por su finura; y dos versiones aliñadas: 2 Ostras Ponzu y 2 Ostras Ajoblanco, que demuestran la versatilidad de la ostra.
  • Mar Intenso: Para aquellos que buscan perfiles más marcados y una mayor exploración. Esta degustación es la más extensa y presenta una diversidad notable: 2 Ostras Galicia Especial, una versión superior de la gallega; 2 Ostras Belon 00, una de las ostras planas más codiciadas; 2 Ostras Holandesa 6/0 Lux, de gran tamaño y carácter; 2 Ostras Spéciale de Olaire y 2 Ostras Utah Beach, variedades francesas con particularidades propias; 2 Ostras Costa Oeste, representando la influencia del Pacífico; 2 Ostras La Perle Noire, con su distintivo color oscuro y sabor; y 2 Ostras L'Étoile Spéciale, otra joya francesa.
  • Siete Mares: La propuesta definitiva, una inmersión completa en el universo de la ostra con 24 unidades de 12 variedades distintas. Es la opción ideal para los verdaderos aficionados o para quienes desean una experiencia panorámica. Reúne algunas de las ostras presentes en las otras degustaciones, como la Galicia Rizada, Regal, Costa Oeste, Quatroaguas, Vernet, Gillardeau, La Perle Noire y Tia Maraa, y añade nuevas joyas como La Lune & Heritage y versiones aliñadas como Bloody Oysters, Acevichadas y Ponzu.

La presentación es sencilla y elegante: las ostras llegan frescas, sobre hielo picado, listas para ser disfrutadas con o sin el clásico toque de limón, permitiendo que la calidad intrínseca del producto sea la protagonista absoluta.

El maridaje perfecto con vinos blancos y espumosos

El Puertito

La experiencia de degustar ostras no estaría completa sin el acompañamiento adecuado. En El Puertito, la carta de bebidas está diseñada para complementar a la perfección la salinidad y los matices yodados de las ostras. La selección de vinos blancos se inclina, acertadamente, hacia opciones con buena acidez y mineralidad. Destacan referencias nacionales como un godello de la talla de Mara o un albariño como Mar de Frades, clásicos maridajes que funcionan infaliblemente. La propuesta se enriquece con vinos internacionales seleccionados, como un Domaine Alexandre de Francia, que aporta la sofisticación gala, o un riesling alemán de Dr. Loosen, cuya acidez y notas frutales son un contrapunto ideal.

Pero si hay un maridaje que por excelencia acompaña a la ostra, ese es el de los vinos espumosos. Y aquí encontramos una selección que abarca desde opciones frescas hasta etiquetas de gran prestigio. En su carta figuran nombres que hablan por sí solos: Ruinart, Taittinger, Dom Pérignon y el icónico Krug Grande Cuvée.

Una propuesta singular, en definitiva, que demuestra que el lujo puede ser informal y que la pasión por un producto puede crear experiencias gastronómicas memorables.