Tierra de contrastes, la comunidad autónoma de Navarra alberga una enorme variedad de pueblos y paisajes que nos trasladan por lugares tan diferentes como los majestuosos Pirineos, las llanuras del valle del Ebro, las áridas Bardenas Reales o bosques tan espectaculares como la Selva de Irati.

Entre tantas maravillas naturales, Navarra también puede presumir de un numeroso conjunto de pueblos con encanto que se extienden por toda la región. Hemos seleccionado siete de ellos que resumen a la perfección todas las cualidades que hacen tan atractiva a esta zona de España. ¿Te vienes a conocerlos?

Roncesvalles

Roncesvalles
Fuente: Wikimedia/Lucas Martínez Farrapeira CC BY-SA 3.0

Histórica puerta de entrada a nuestro país a través de los Pirineos, la pequeña villa de Roncesvalles ha ido acumulando numerosas leyendas a lo largo de su historia. Aunque si por algo es especialmente conocida es por ser la primera etapa clásica del Camino de Santiago en nuestro país. Esta situación provocó la consolidación de un impresionante complejo artístico-religioso que hoy supone un importante atractivo turístico.

Todo gira en torno a la Colegiata de Roncesvalles, un impresionante ejemplo de arquitectura medieval que incluye el antiguo hospital de peregrinos, la restaurada iglesia de Santa María y la bonita capilla de San Agustín, que alberga el sepulcro del rey Sancho VII El Fuerte. En el mismo enclave encontraremos también la Capilla de Sancti Spiritus, la Iglesia de Santiago o de los Peregrinos, así como un museo construido a finales del siglo XIX, que nos permitirá conocer mejor la interesante historia de este lugar.

Olite

Castillo de Olite
Castillo de Olite

Olite aparece de forma constante como uno de los pueblos más bonitos de España. Y no es raro entender el porqué. Sede real del antiguo reino de Navarra, puede presumir de uno de los castillos-palacio medievales más impresionantes y mejor conservados de toda Europa, aunque tuvo una importante restauración en el siglo XX tras el grave incendio que sufrió en 1813.

Cuando nos referimos al Castillo de Olite, hablamos en realidad de dos palacios construidos uno junto al otro. El antiguo es ocupado actualmente por el Parador de Turismo, mientras que el palacio “nuevo” supone un fantástico ejemplo de estilo gótico francés con un bonito conjunto de galerías, jardines interiores, esbeltas torres o el sorprendente Pozo de Hielo, que servía para acumular la nieve y conservar los alimentos.

No obstante, todo el centro histórico de Olite es realmente cautivador. Su enredada trama de calles empedradas entre las murallas romanas, las bonitas casas solariegas de piedra o impresionantes iglesias como la de Santa María o la de San Pedro nos invitarán a realizar un mágico viaje al pasado.

Ochagavía

Ochagavia
Ochagavia

El encanto de Ochagavía podría representar de manera perfecta la atmósfera y el espíritu que concentra nuestra idea mental de Navarra. No se requiere en este caso de un gran conjunto monumental para sorprendernos porque lo que nos cautivará de esta pequeña localidad, en pleno valle pirenaico de Salazar, es la armonía y sencillez de un centro histórico definido por su puente medieval, el bonito conjunto de casas a las orillas del río Anduña y su maraña de calles empedradas.

Y no nos podemos olvidar del privilegiado entorno que protege a Ochagavía y que supone la mejor decoración posible a cualquier foto panorámica de la villa. Numerosas rutas de senderismo nos llevarán a sitios tan mágicos como la Selva de Irati, Muskilda o el Barranco de Otsate.

Estella

Estella
Estella

Conocida también como Estella la Bella o la Toledo del Norte, esta localidad navarra ha ido acumulando seudónimos durante su historia. Si en algo coinciden todos ellos es por el vano intento de sintetizar su enorme hermosura. Al igual que Olite, fue una importante sede del reino de Navarra y la mejor prueba de ello es su Palacio, un imponente ejemplo de románico civil, que también alberga el Museo Gustavo de Maeztu.

Frente al Palacio, encontraremos la preciosa Iglesia de San Pedro de la Rúa y muy cerca otros puntos atractivos como el Convento de Santo Domingo, la Iglesia del Santo Sepulcro o el curioso museo dedicado al movimiento carlista en el antiguo Palacio del Gobernador. No es el único edificio distinguido porque su centro amurallado está plagado de bonitos palacios y casonas que demuestran la relevancia histórica de esta localidad. El Palacio de los Eguía, la casa Fray Diego, el Palacio de Luquin o la mansión de los Ruiz de Alda son algunos de los más destacados.

Puente la Reina

Puente la Reina
Puente la Reina

Cruce de caminos, Puente la Reina es el punto de unión de las dos rutas más frecuentadas del Camino de Santiago, la que parte de Roncesvalles y la que comienza en Somport. Su punto más representativo, como no podría de ser otra manera, es el fabuloso puente románico que da nombre a la villa y que se levanta de forma regia sobre el río Arga. Construido en el siglo XI, es una fantástica obra de ingeniería de 110 metros de largo, cuatro metros de ancho y 6 arcos de medio punto.

El puente marca el inicio de la calle central o Rúa Mayor, alrededor de la cual se localiza el casco histórico y los principales puntos de interés. Entorno a esta calle se levantan destacadas casas señoriales o la sorprendente iglesia del Crucifijo. De origen templario, cuenta con una nave románica y otra gótica y su interior está presidido por una enigmática cruz de madera en forma de Y. Siguiendo nuestro paseo por esta estrecha callejuela, llegaremos a la iglesia de Santiago y hasta la animada Plaza Mena o Mayor, con la característica galería porticada tan habitual en el norte de España.

Elizondo

Elizondo
Elizondo

El Guardián Invisible y el resto de la popular trilogía creada por la escritora Dolores Redondo han convertido al Valle de Baztán en uno de los destinos rurales más demandados en nuestro país. Dentro de los escenarios de este mágico entorno al norte de Navarra, Elizondo es su centro neurálgico y geográfico.

Su casco histórico gira en torno al río Bidasoa, que dota de un encanto muy especial a la villa, y cuenta con un incontable número de casas señoriales y palacios que, en su mayoría, pertenecieron a los “indianos” que marcharon a las Américas y a su vuelta quisieron presumir de las fortunas adquiridas. El más impresionante es, posiblemente, el Palacio de Arizkunenea o Palacio de las Gobernadoras. Levantado en 1730 en forma de U, su fachada de estilo barroco emula a los palacios franceses de la época.

Ujué

Ujué – Fuente: Iñaki LL – Wikipedia

Parece como si el tiempo se hubiera olvidado durante varios siglos de Ujué, una aislada villa, situada a 815 metros de altura en la sierra del mismo nombre, que vigila los Pirineos en el horizonte. Con apenas 170 habitantes en la actualidad, preserva uno de los cascos históricos medievales mejor conservados de nuestro país, que le ha hecho valedor de ser reconocido como uno de los pueblos más bonitos de España.

Ascendiendo por su entramado de estrechas y empinadas calles empedradas, alcanzaremos el santuario fortaleza de Santa María de Ujué, su monumento más destacado y uno de los templos más queridos por los navarros. Se trata de una fantástica muestra de arquitectura gótica con su gran nave central y un riquísimo patrimonio artístico como su púlpito barroco o la rejería gótica que alberga una bella talla románica de la Virgen de 1190.