Nunca olvidaré la primera vez que oí hablar de los fiordos noruegos. Todos sabíamos que aquel chaval era un poco "fantasma" y disfrutaba adornando sus andanzas por el mundo que, al parecer, eran muchas. Pero siempre solía terminar hablando de dos lugares: del final de año que había pasado al raso en las playas del Cabo de Gata y de aquella vez (¿o habían sido dos?) que había recorrido los fiordos de Noruega.

Describía de tal forma aquellos rincones que se hacía el silencio a su alrededor y todos nos quedábamos absortos tratando de imaginar si esas historias formaban parte de sus "leyendas": al fin y al cabo, no podía haber un lugar en el mundo como el que describía... no, demasiado apabullante, demasiado sublime para ser real.

Pero, sí, Nærøyfjord, por supuesto, es real. Tan real, tan estremecedor, que duele. Porque cuando la belleza cruza la frontera de lo imaginable, de lo ponderable, hiere. Como cuando te tropiezas con una persona "demasiado" hermosa y prefieres apartar la mirada para no hechizarte. Así es Nærøyfjord.

Nærøyfjord, la leyenda era cierta

Nærøyfjord - Depositphotos

Aquellos relatos que escuchamos habían precedido a la declaración de los fiordos del oeste de Noruega como Patrimonio de la Humanidad. Junto a Geirangerfjord, Nærøyfjord se convirtió en 2005 en un elemento más en la lista de la Unesco. Fue una forma de rendir el merecido homenaje a uno de los grandes tesoros naturales del planeta.

Estrecha entrada costera, un fiordo es el resultado de la inundación de un valle excavado por la acción de un glaciar. En Noruega, las profundidades de alguno de estos fiordos son de récord: Sognefjord es el segundo más largo y profundo del mundo. Se adentra más de 200 kilómetros en tierras noruegas desde su boca al norte de Bergen. Y en sus zonas más profundas alcanza los 1.300 metros. Solo el fiordo Scoresby Sund de Groenlandia lo supera en longitud y profundidad.

Sognefjord tiene diversos brazos a lo largo de su largo recorrido tierra adentro. Y uno de sus brazos es Nærøyfjord, el fiordo más estrecho de Europa. Con "tan solo" 17 kilómetros de largo, se recorre fácilmente en ferry donde te encontrarás algunos tramos con una anchura inferior a 500 metros. Si a ello sumas los centenares de metros de altura de las montañas que lo flanquean, ya te puedes imaginar el espectáculo...

De Gudvangen a Flåm

Gudvangen, cabecera del Nærøyfjord - Depositphotos

Pero la mejor forma de empezar a admirar la extraordinaria orografía de un fiordo es situarse en su cabecera: como si un mundo de fantasía se abriese ante ti. Y tampoco es una exageración ya que Nærøyfjord fue una de las principales inspiraciones noruegas de Arendelle, el reino de Frozen.

Busca un lugar solitario y experimenta la magia del fiordo: el agua serena, como un espejo, que se pierde en el horizonte y las montañas que ascienden intachables hacia el cielo, tapizadas de verde y agua, la que brota de algunas de las diversas cascadas que recorren la ladera y descienden hacia el propio fiordo.

En días azules (los menos), el cielo ofrece un confortable respiro. Pero en los días blancos y grises (los más) el fiordo luce en su máxima expresión. Y es en este momento, cuando, aun cerrando los ojos, sigues sintiendo su belleza salvaje: una parte de ti ha quedado para siempre en este lugar, has iniciado tu propia "leyenda".

Pero, por supuesto, ya que has llegado a Gudvangen, el pueblo del municipio de Aurland que se ubica en la cabecera del Nærøyfjord, tendrás que subir a bordo del ferry que conecta con Flåm. Aunque se trata de un barco que frecuentan turistas en temporada alta, también es usado por los locales para desplazarse por el Nærøyfjord que comunica con el Aurlandsfjord, el pequeño fiordo hermano en cuya cabecera se encuentra Flåm, final (o principio) de esta travesía.

Flåm, final de la ruta en ferry desde Gudvangen - Depositphotos

Porque hubo un tiempo, por supuesto, antes de que se construyeran carreteras como la E16 que conecta Bergen con Oslo en el que la comunicación en los fiordos se hacía únicamente por embarcaciones.

Fue en 1988 cuando se abrió el tramo de la E16 que conecta la cabecera del Nærøyfjord con la del Aurlandsfjord lo que permite ir de Gudvangen a Flåm sin navegar, en menos de 20 minutos: de esta forma, aldeas como Undredal, cerca de la conexión de ambos fiordos, son accesibles gracias a una desviación tras el túnel de Gudvangen: es la carretera 601.

Es esta aldea, donde hacen un queso de cabra muy famoso y, si se tercia, te cantan unas tonadas inolvidables, una de las paradas más frecuentadas del ferry: aquí se encuentra, también, la iglesia de madera medieval más pequeña de Escandinavia a la que se le da un uso regular.

Pero a lo largo de toda la ruta por el fiordo irás descubriendo rincones únicos, desde aldeas apenas habitadas a granjas perdidas en la ladera, pasando por cascadas como la de Laegdafossen que desciende desde una altura de casi 600 metros hasta verter sus aguas a las del fiordo.

Aurlandsvangen bajo el mirador Stegastein - Depositphotos

Y justo en la conexión del Nærøyfjord con el Aurlandsfjord, el gigante verde que domina ambos fiordos: Beitelen, una montaña de casi 700 metros de altura que da la bienvenida a estos dos fiordos si se llega en barco desde el gigante Sognefjord.

La última parte de la ruta acerca a la aldea de Aurlandsvangen a un paso de donde se ubica, en lo alto, Stegastein, uno de los miradores más venerados del todo el país, para finalmente atracar en Flåm, de donde parte Flåmsbana, la que dicen es una de las rutas en tren más bonitas del mundo. Pero esa ya es una leyenda noruega que habrá que dejar para otra ocasión.