Porque la escena de ocio y gastronomía en Madrid es incomprensible sin un punto de canalleo, de informalidad y diversión, entendido todo en sus más amplios conceptos. Porque nos encanta comer en grupo, mejor cuanto más grande, prolongando sobremesas y convirtiéndolas en “tiempo para las copas”.
Y porque disfrutamos por igual de nuestro recetario de toda la vida, de las nuevas creaciones y de los sabores llegados de tierras lejanas, esta selección de bares y restaurantes resulta de lo más oportuna, atemporal y madrileña.
Barracuda MX

El actual templo del gran Roberto Ruiz, que trajo a Madrid la primera estrella Michelin para un restaurante mexicano en Europa (Punto MX), es este restaurante y barra tan agradable, tan entretenido y tan instructivo. Porque la diversión no está reñida con el conocimiento ni con el descubrimiento.
Aquí conviene empezar con el legendario guacamole Barracuda, coronado por suculentos langostinos enchipotlados. Y luego seguir con los ceviches (magnífico el de pez limón), las quesadillas y los tacos, a cada cual más delicioso y original. Buenos ejemplos de éstos son los de rib-eye al carbón, los de pastor de cerdo ibérico o los de pechito de wagyu con salsa de tomatillo verde y chile morita.
Pero conviene moderarse antes de que lleguen los platos fuertes, entre los que destaca la lubina a la talla, con adobos rojo y verde, y el tuétano a la brasa con tostadas de atún rojo.
Precio medio a la carta en restaurante: 65-70 euros + bebidas




La Flaca

Más que a almorzar o cenar, a este negocio de la Milla de Oro (Barrio de Salamanca) se viene a tapear. Ahora bien, en Madrid, habiendo un tiempo aproximado para el comienzo de eso que se conoce como “la hora del vermú” (a partir del mediodía), lo que no está claro es cuándo y cómo finaliza.
La Flaca es una de esas tabernas (o bares castizos) donde esta sana costumbre social se prolonga durante horas y horas, mientras desfilan por barra y mesas los más suculentos y madrileñísimos manjares: las bravas de Mila, las gildas y boquerones en vinagre, el pincho de tortilla, los mejillones en escabeche, el “medio pollo de mi suegra”, los calamares fritos, el pepito de ternera, el pulpo a la brasa…
Además, los domingos y hasta las 17 horas hay una opción muy interesante para amantes del vermú: refill por cinco euros.
Precio medio para un picoteo informal: 25 euros




Antojería Hijo del Maíz

De los dos locales con el mismo nombre y propietario, Parrilla Mexicana y la Antojería, este segundo fue el primero en abrir sus puertas. Lo hizo en 2021 en la zona de La Castellana (Avenida del Brasil), con una vocación clara: poner a prueba el paladar de los comensales madrileños ante algunos de los sabores y preparaciones más tradicionales de México, de Oaxaca a Veracruz, Jalisco y Yucatán. Sin duda, una de las culinarias más sabrosas, divertidas y canallas del planeta.
De esos y otros estados mexicanos destacan propuestas como las tortillas enmoladas, las quesadillas, sopes, huaracas, tetelas de cerdo asado a baja temperatura, los aguachiles de camarón, el ancestral pozole (sopa mexicana) y la quesabirria (quesadilla y birria de carne de res adobada en chiles).
Por supuesto, si hablamos de diversión hay que hacerlo también de las margaritas, reinas de la barra y mesas de este local. Las acompañan otros muchos cócteles, igualmente recomendables e idóneos para armonizar con la carta de antojos.
Precio medio a la carta: 25 euros + bebidas




Bálamo

Desde luego hay vida más allá de la escena gastronómica de la capital. Y Alcorcón es un buen ejemplo. Aquí está Bálamo, un local moderno y con estilo, diseñado por el arquitecto Rui Costa, bien decorado e iluminado, de enormes dimensiones (5.000 metros cuadrados), con terraza para el buen tiempo y con una relación calidad/precio más que asumible. Además, con un ambiente muy agradable: uno de esos restaurantes que invitan a buscar cualquier excusa para celebrar una comida o una cena con un nutrido grupo de amistades.
La propuesta es irresistible para cuantos amamos el mar y las especies que en él habitan. La lista de las que sirven aquí es enorme y bien sabrosa: de las sardinas al bacalao y la corvina, pasando por anchoas, gambas blancas de Huelva, pulpo, ostras y vieiras, carabineros, coquinas, berberechos, centollos, cigalas y bogavantes.
Hay también una interesante carta para quienes no quieren renunciar a la carne, que pasa por diferentes cortes de cerdo ibérico, black angus y chuletillas de cordero.
Precio medio a la carta: 40 euros




Katsu

Tanto en el nuevo local de la zona de Castellana, muy cerca del Bernabéu, como en el original de Malasaña, este negocio demuestra que la cocina japonesa sigue sorprendiendo, es ideal para compartir entre varios comensales y, además, regala una experiencia informal y divertida.
Se nota en el ambiente de ambos locales y se ve de forma clara en platos como las smash gyozas (empanadillas orientales literalmente aplastadas) de vegetales, pollo o ternera. También en los sando (sándwiches japo) con rellenos diversos empanados en panko.
Capítulo especial es el de los donburi: cuencos de arroz blanco con un ingrediente principal y una suntuosa salsa ad hoc. Entre éstos, destaca el de anguila flambeada con tortilla enrollada y el donburi katsu kare de berenjena (Nasu).
Aquí también se puede experimentar con las cervezas japonesas, los sakes y otras bebidas exóticas, incluyendo espumosos como Hana Awaka (de yuzu) y Shuwa Shuwa.
Precio medio a la carta: 25 euros





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