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73.000 m² de exposición, 35.000 obras con un archivo y unos fondos que suman casi medio millón más, 7.000 pinturas… y la Mona Lisa. Cuentan que si dedicásemos 10 segundos a mirar cada obra necesitaríamos cuatro días (y noches) en el museo. Y es que el Louvre es el museo artístico más grande del mundo, un mastodonte inabarcable pero cuya visita es (casi) imprescindible en París. A continuación, os ofrecemos una manual para no perderse en el Museo del Louvre, una serie de consejos para evitar la ‘ansiedad’ que puede generar un museo de estas características.

El Museo del Louvre, 70 siglos de arte e historia

Museo del Louvre
Museo del Louvre. Fuente: Unsplash

Con la última gran renovación terminada en 1989 —que incluyó la icónica pirámide de cristal— el Louvre buscó no solo ampliar el espacio, sino también modernizarse. La museología había cambiado mucho desde que la colección abriera por primera vez al público en 1793. Y el público tampoco era el mismo. Los gestores del Louvre tuvieron que enfrentarse a un dilema: cómo presentar de forma atractiva y moderna una inmensa colección que abarca piezas con hasta 7.000 años de antigüedad. Y es que el museo del Louvre son muchos museos y así es cómo el público debe enfrentar esta visita.

El Louvre y sus tres alas

Para empezar a dominar este gigante debemos entender primero su organización espacial: el Louvre está formado por tres alas. Por un lado, el ala Richelieu, al norte, que incluye tres patios: Cour Marly, Cour Puget y Cour Khorsabad. En el lado este del museo, el ala Sully con el gran Patio Carrée. Y al sur queda el ala Denon. Entre Richelieu y Denon tenemos la pirámide de cristal y el arco del Carrusel, quedando al oeste los Jardines de las Tullerías y el precioso museo de l’Orangerie, que incluye los famosos Nenúfares de Monet.

El Louvre y sus cuatro plantas

Museo del Louvre
Una de las múltiples salas del Museo del Louvre con el famoso Juramento de los Horacios de David a la izquierda. Fuente: Unsplash

Tras la última renovación, el Louvre se estructuró en cuatro niveles:

  • Planta –1: Escultura francesa en Richelieu, antigüedades egipcias en Sully, y antigüedades griegas, arte islámico, arte egipcio y de Próximo Oriente y escultura europea entre el 500 y el 1600 en Denon.
  • Planta 0: Escultura francesa y el inicio de las antigüedades de Oriente Próximo en Richelieu; más antigüedades de Oriente Próximo y antigüedad egipcia y griega en Sully; y antigüedades romanas, escultura europea y arte de África, Asia, Oceanía y América en Denon.
  • Planta 1: Artes decorativas europeas en Richelieu y Sully, y el inicio de la pintura en Denon: pintura italiana, británica, americana y española.
  • Planta 2: Pintura del norte de Europa y francesa en Richelieu y Sully. El nivel 2 de Denon está cerrado al público.

Las obras más importantes del Louvre

Museo del Louvre
Psique reanimada por el beso del amor, de Cánova, una de las joyas del Louvre. Fuente: Unsplash

Una vez que tenemos en mente la organización espacial de las colecciones del Louvre ya nos será más sencillo seleccionar en qué zona del museo queremos centrar nuestra visita. Pero otro elemento decisivo a la hora de organizar una visita al Louvre es la propia colección. En este sentido, coincidencia con el inicio de la pandemia de coronavirus que cerró (por primera vez) el museo, los propios gestores del Louvre ofrecieron un tour online seleccionando las piezas más importantes de su colección.

En esta selección destacan esculturas como la Venus de Milo, el Código de Hammurabi, el Esclavo rebelde de Miguel Ángel o El escriba sentado; pinturas como El rapto de las Sabinas de David, La balsa de la medusa de Gericault, La Europea de El Fayum o la propia Mona Lisa, además de otras piezas como El Regente, conocido como el mejor diamante del mundo o el Friso de los Arqueros persa.

Por supuesto que intentar ver todas las obras ‘importantes’ en un día puede ser complicado, pero una selección de este tipo nos sirve para no perdernos esa obra que tantas ganas tenemos de ver y que, a menudo, vale por sí misma toda la visita.

Consejos para visitar el Louvre

Museo del Louvre
Adivina, adivinanza: ¿qué obra están mirando (a través de sus móviles) con tanto interés estas personas? Fuente: Unsplash

Ya conocemos la estructura espacial del Louvre, la ubicación de sus colecciones y la lista de sus obras maestras. Ahora debemos organizar nuestra visita para disfrutar al máximo.

Traza una ruta

Es lo más importante. Antes de entrar en el museo, y con un mapa del mismo en la mano, organiza tu ruta en relación a las colecciones que tienes ganas de ver y las principales obras que no te quieres perder, atendiendo también al tiempo del que dispones. Ni por asomo cuentes con ver todo el museo en un día, ni en dos. De hecho, te aconsejamos que abarques lo mínimo posible en tu visita y, si luego sobra tiempo (que no suele pasar), amplíes un poco la ruta.

Evita las horas punta

Museo del Louvre
Museo del Louvre. Fuente: Unsplash

Todos soñamos con museos para nosotros solos, pero eso no es posible. Pero en tu mano está entrar al museo intentando evitar las horas punta que se da en las primeras horas de la mañana (cuando se acumulan los grupos guiados) y los fines de semana. Y recuerda que los miércoles y los viernes el museo abre hasta las 21.45, una visita ‘nocturna’ que suele estar menos concurrida.

¿Visita guiada?

Dependerá de tus intereses y el enfoque que quieras dar a la visita. Si te sientes más a gusto con alguien explicándote las obras, sin duda que hacer un tour guiado puede ser la solución para aprovechar al máximo la visita. También puedes optar por alquilar la típica audio-guía. Dicho esto, no te olvides de que el arte es una experiencia íntima que debe ir más allá de la reflexión intelectual y que no necesitas un anecdotario y toneladas de datos para disfrutar de una obra artística.

Evita el síndrome de saturación museística

El Louvre, el Prado, el Metropolitan… Existen una serie de museos en el mundo que se prestan a saturar al visitante ¿Empiezas a confundir una obra con otra? ¿Pasas delante de los cuadros, pero ya no ves nada? ¿Empiezas a pensar en qué vas a cenar esa noche? No es el síndrome de Stendhal, es el síndrome de saturación museística. Ante el inicio de estos síntomas tienes dos opciones: o descansar y retomar la visita más tarde, o abandonar el museo. No lo dudes: es mejor disfrutar de diez piezas con la mente clara que pasar delante de 100 obras maestras como quien oye llover.

El museo del Louvre es el museo más visitado del mundo y un tesoro nacional de valor incalculable para Francia. A poco que te organices bien y sigas unos consejos básicos a buen seguro que lograrás vivir una experiencia memorable.