En plena Milla de Oro de la Ribera del Duero, en la localidad burgalesa de Nava de Roa, la bodega Monteabellón ha dado un paso más en su apuesta por el enoturismo experiencial. Bajo la batuta de Xandra González, responsable de comunicación, estuvimos en la bodega para conocer su nueva iniciativa: una gymkana enoturística que invita a los visitantes a descubrir el viñedo, el entorno y los secretos del vino de una forma lúdica, didáctica y participativa.
Monteabellón: una bodega familiar con vocación innovadora

La historia de la familia comienza en el año 2000, cuando, tras décadas dedicadas a la viticultura y a los servicios agrícolas, deciden fundar su propia bodega. Hoy, Monteabellón controla más de 200 hectáreas de viñedo propio y elabora cerca de un millón de botellas al año, además de prestar servicios de vendimia a otras bodegas de la zona. “Ahora mismo somos una empresa de servicios que controla más de 2000 hectáreas de viñedo y luego hacemos muchos trabajos de vendimia para otras empresas”, explica Xandra, poniendo en valor la dimensión y el prestigio alcanzados por la familia.
El viñedo de Monteabellón se reparte en diferentes altitudes y tipos de suelo, lo que permite elaborar una gama de vinos muy diversa. En la zona baja, cerca del río, predominan las arenas y las piedras, ideales para vinos jóvenes, tanto rosados como tintos. En la zona intermedia, las arcillas dan lugar a vinos de media crianza, mientras que en las zonas altas, los suelos calizos y pobres permiten obtener uvas muy concentradas, perfectas para crianzas largas y vinos de alta gama.

La variedad reina es la tempranillo, que en la Ribera del Duero adquiere unas características únicas gracias al clima continental y a la altitud.
“La variedad tempranillo se utiliza aquí y en muchas otras zonas, pero en Ribera del Duero toma unas características muy diferenciadoras gracias al clima que tenemos ”, explica Xandra durante la visita.
El hollejo de la uva es más grueso que en otras regiones, lo que se traduce en vinos más densos, con mayor color y estructura.
La bodega elabora diferentes gamas de vino, desde los jóvenes hasta los grandes reservas, pasando por crianzas y vinos de parcela. Uno de los vinos más especiales es el que procede de la Finca la Blanquera, plantada hace más de 25 años en un terreno calizo a casi 900 metros de altitud.
“Nadie pensaba que podrían crecer viñas a tanta altura pero con los años nos ha dado muchas alegrías y el resultado es este vino”, comenta Xandra, mientras los visitantes degustan un tinto intenso, largo y persistente, envejecido 20 meses en barrica y presentado en una botella de vidrio grueso y oscuro, con una etiqueta de textura pétrea y un estuche individual forrado de tela.
Una experiencia diferente: la Gymkana de Monteabellón





La jornada comienza con la bienvenida de Xandra, quien, con su habitual cercanía y entusiasmo, explica el propósito de la actividad: “Nuestra principal intención es que lo paséis bien”.
La gymkana está diseñada para grupos pequeños y familias, y se desarrolla principalmente en el viñedo, que es el verdadero corazón de Monteabellón. Los participantes reciben una “bolsita secreta” que contiene las pruebas que deberán superar a lo largo del recorrido. “Os voy a facilitar una bolsita secreta, porque dentro de cada bolsita están las pruebas que tenéis que realizar. No quiero piques, ¿eh?”, advierte Xandra, marcando el tono distendido y competitivo de la jornada.
Las pruebas son variadas y buscan tanto el aprendizaje como la diversión. Desde identificar tipos de suelos y altitudes, hasta reconocer aromas y elementos del paisaje, la gymkana es una invitación a observar, tocar, oler y, por supuesto, catar. “Tenéis que estar atentos”, comenta Xandra, animando a los participantes a implicarse en cada reto.
Uno de los momentos más didácticos es la identificación de los diferentes suelos del viñedo: arenas y piedras en la zona baja, arcillas en la intermedia y calizas en la parte más alta. Cada tipo de suelo da lugar a vinos con características distintas, y los visitantes pueden comprobarlo de primera mano. “La caliza en concreto es muy especial. Ahora está muy de moda elaborar vinos por parcelas con el mismo estilo, pero en diferentes tipos de suelo”, explica Xandra, subrayando la importancia de la mineralidad y la frescura que aporta la caliza a los vinos de la Ribera del Duero.

Otra de las pruebas consiste en fotografiar elementos del entorno: un pámpano (el sarmiento verde de la vid), un racimo, un pino o plantas aromáticas como el tomillo o el romero. “Puede hacerte un selfie con el pámpano, probablemente no se le haya ocurrido a casi nadie”, bromea Xandra, fomentando la creatividad y la interacción con el paisaje.
En la parte más alta de los viñedos de Monteabellón, la gymkana reserva uno de sus momentos más especiales: la cata intermedia. Tras superar varias pruebas y ascender entre hileras de cepas, el grupo se detiene en una pequeña explanada con un mirador desde donde se domina todo el paisaje de Nava de Roa y la Ribera del Duero. El aire es más fresco y el silencio solo lo rompen los pájaros y el crujir de las piedras bajo los pies.
Xandra invita a todos los participantes a detenerse y mirar alrededor: “Aquí arriba es donde mejor se entiende por qué nuestros vinos son tan diferentes. La altitud, el suelo calizo… todo influye.” Con las copas en mano, probamos un vino elaborado precisamente con uvas recogidas en esa zona alta.
“En las zonas altas, los suelos calizos y pobres permiten obtener uvas muy concentradas, perfectas para crianzas largas y vinos de alta gama”, explica mientras anima a observar el color intenso del vino bajo la luz natural.
La gymkana también incluye una cata de aromas, en la que los participantes deben identificar, a ciegas, los olores presentes en unos pequeños saquitos cerrados. “Todos son aromas que presentes en los vinos de Montebellón”, explica Xandra mientras anima a todos a dejarse llevar por el olfato. La dinámica es sencilla pero sorprendente: cada persona toma un saquito, lo huele sin mirar su contenido y trata de adivinar qué contiene. Quizás sea tomillo, tierra húmeda, frutos rojos o algún elemento sorprendente. No te lo voy a chivar, tendrás que descubrirlo por ti mismo.
Innovación y tradición en la elaboración




Durante la visita, los participantes tienen también la oportunidad de conocer de cerca el proceso de elaboración del vino, desde la vendimia hasta el embotellado. Monteabellón combina la tradición con la tecnología más avanzada: la vendimia es mayoritariamente mecanizada, lo que permite recoger la uva en su punto óptimo de maduración y a temperaturas más bajas, preservando así la frescura y la calidad del fruto. “La vendimia mecanizada funciona por vibración. Las máquinas van a los dos extremos de los de las cepas, de los linios, hacen una vibración y se desprende el grano de uva en su punto de maduración”, explica Xandra.
En la bodega, el vino se elabora en depósitos de acero inoxidable, que permiten un control preciso de la temperatura y una limpieza óptima. La maceración en frío, la fermentación alcohólica y la fermentación maloláctica se suceden antes de que el vino pase a las barricas de roble francés y americano, donde envejece durante meses o años, según el tipo de vino. La limpieza y desinfección de las barricas se realiza con agua caliente a presión y pastillas de azufre, siguiendo métodos tradicionales, pero con maquinaria moderna.
El embotellado y el etiquetado se realizan de forma automatizada, con robots que paletizan y preparan la mercancía para su expedición nacional e internacional. “Desde que se planta la viña hasta tener esta botella pueden pasar fácilmente 10 años”, resume Xandra, poniendo en perspectiva el largo y complejo camino que recorre el vino desde la cepa hasta la copa.
La resolución de la gymkana
Tras esta prueba sensorial y las demás actividades al aire libre, llega el momento del desenlace: todos regresan al punto de partida o a la sala de catas para compartir respuestas y resolver las incógnitas planteadas durante la gymkana. Xandra recoge las hojas con las soluciones y repasa cada prueba con humor y explicaciones didácticas.
El broche final lo pone una última cata guiada con varios vinos representativos de Monteabellón. Aquí se invita a los participantes a aplicar todo lo aprendido durante la jornada: reconocer matices aromáticos identificados antes en los saquitos, relacionar sabores con tipos de suelo o altitud e incluso compartir anécdotas sobre las pruebas más divertidas.
Xandra concluye recordando el verdadero objetivo: “Lo más importante es que tú disfrutes del vino. El mundo del vino está hecho para disfrutar y a veces se nos olvida.”
Además de la experiencia de “Inmersión en el Terroir”, Bodegas Monteabellón ofrece un abanico de propuestas para todos los públicos. Desde visitas clásicas que recorren el viñedo y la bodega con cata incluida, hasta experiencias como “Matambres”, centrada en productos de la zona, o “Mirador de la Blaquera”, que combina paisaje y cata en altura. También disponen de catas exprés y temáticas como “Alma de Roble” o “Tres Uvas, Tres D.O.”, ideales para quienes buscan una introducción rápida al universo del vino. Todo ello en un entorno cuidado, con wine bar, tienda, salas de cata y un mirador con vistas al viñedo.
La actividad, que recibe el nombre de “Inmersión en el Terroir” tendrá lugar los días 5 de julio, 2 de agosto, 20 de septiembre y 18 de octubre a las 11:00 h, con una duración aproximada de dos horas y media. Puedes reservar tu plaza desde 45 € (15 € para niños o 100 € en pack familiar).
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