Son tres los valles que forman la comarca de O Ribeiro, el del Avia, el del Arnoia y el del Miño, tres ríos que nutren una ancestral zona de producción de vinos de unas 1.300 hectáreas. Justamente en la confluencia de esos tres valles se ubica Ribadavia, capital del Reino de Galicia durante un breve periodo de tiempo hace casi un milenio.

Muchas cosas han cambiado desde entonces en Ribadavia... pero otras no tanto: la vid y el agua siguen siendo los dos elementos que configuran esta localidad y su entorno. Porque el Ribeiro sigue seduciendo al viajero mil años más tarde y los baños en sus termas y pozas nunca pasan de moda... que estamos en Ourense.

Ribadavia, mil años de seducción

Puente medieval de San Clodio sobre el río Avia, al norte de Ribadavia - Depositphotos

Ya sabemos que los romanos fueron grandes aficionados al vino, pero no sería hasta la Alta Edad Media cuando la vid vuelve a poblar la comarca de O Ribeiro de la mano de los monjes benedictinos y cistercienses de monasterios como del de San Clodio ubicado en el municipio de Leiro, a 15 kilómetros al norte de Ribadavia.

Este tramo del río Avia entre ambas localidades tiene la mayor concentración de cultivos de viñedo de la comarca aprovechando las especiales condiciones tanto del suelo como del clima: las montañas del oeste y del norte protegen esta tierra del exceso de influencias atlánticas generando un microclima esencial para el adecuado desarrollo del viñedo.

Tal es la vinculación de esta tierra con el vino que la Xunta de Galicia decidió ubicar el Museo del Vino de la región en este valle: lo puedes encontrar a tan solo diez minutos al norte de Ribadavia, ya dentro del municipio, en la casa rectoral de Santo André de Camporredondo: se trata de un singular edificio del XVIII que fue durante siglos casa del priorato para la explotación vitícola dependiente del Monasterio de San Martín Pinario de Santiago de Compostela.

Porque Galicia, te recordamos, tiene cinco denominaciones de origen para sus vinos: Rías Baixas, Monterrei, Valdeorras, Ribeira Sacra y Ribeiro, siendo esta la más antigua, establecida ya en 1932. En la actualidad, la D.O. Ribeiro suma más de 1.600 viticultores registrados que trabajan en casi un centenar de bodegas y colleiteiros (las pequeñas bodegas típicas de esta comarca) con una producción media de diez millones de kilos de uva.

Rivadavia, una capital medieval

Castillo de Ribadavia - Depositphotos

El río Avia confluye con el Miño en esta localidad que le debe su nombre y su venerable historia. Porque Rivadabia fue capital del Reino de Galicia entre 1065 y 1071, aunque apenas quedan testimonios de esta época en la localidad.

No obstante, es un hecho que Ribadavia alcanza gran notoriedad no solo a nivel político e institucional, sino también comercial: la concesión del Foro Real por parte de Fernando II a mediados del XII consolidó esta posición como centro neurálgico del comercio del vino lo que atrajo, a su vez, a la comunidad judía que se fue asentando en Ribadavia en esta época.

Como consecuencia de esta presencia judía en la zona nace una de las juderías mejor conservadas de España, ubicada al este de la Plaza Mayor. El Museo Sefardí, la Plaza de la Magdalena, La Porta Nova o la Casa de la Inquisición son algunos de los rincones que recuerdan esta etapa de esplendor ribadaviense.

Calles de Ribadavia - Depositphotos

Como espléndida fue también la presencia de la casa de los Sarmiento, un linaje nobiliario de la Corona de Castilla, natural de Ribadavia, que consolidó su dominio de la localidad a finales del XV con la institución del Condado de Ribadavia a su favor, privilegio otorgado por los Reyes Católicos como pago por su ayuda en los conflictos dinásticos de la época.

El testimonio más relevante de esta época es el Castillo, posiblemente construido sobre el antiguo poblado prerromano que pudo ser el origen ancestral de la localidad, al sur de la actual Plaza Mayor. En su interior se celebra a finales de julio la Mostra Internacional de Teatro, uno de los certámenes teatrales más importantes de Galicia.

Por su parte, el mejor momento para revivir todo este brillante pasado es a finales de agosto cuando se celebra la Festa da Istoria: desde luchas de caballeros, a demostraciones de cetrería pasando por la célebre Boda Judía en la que se recrea un enlace matrimonial con todo lujo de detalles.

Los mares de agua dulce de Ribadavia

Camino en la orilla del Avia en Ribadavia - Depositphotos

Tras disfrutar del vino, las calles y la cultura ribadaviense es momento de darnos un baño. Porque esta localidad y su entorno es un paraíso para los aficionados a los chapuzones en entornos naturales singulares. Vale que en casi todos los pueblos de interior tenemos una piscina municipal, pero lo que puedes encontrar en Ribadavia es un poco diferente a eso...

Sal del pueblo en dirección norte por la rúa Extramuros que recorre la orilla occidental del Avia y en veinte minutos (a pie) estás ante la playa fluvial de A Veronza: un lugar de recreo para locales y viajeros que incluye un merendero y una zona de baño con una pequeña y adorable cascada.

Pero si quieres algo un poco más "sofisticado", hacia el sur de la localidad tienes varias opciones diferentes. Por un lado, la propia localidad de Arnoia, reconocida como villa termal incluyendo varios alojamientos con termas. También cuenta con su propia área recreativa al sur del pueblo, a la orilla del Arnoia.

En la orilla occidental del Miño se ubica Prexigueiro donde puedes encontrar una de las termas más famosas de la zona, inspirada por la cultura japonesa que también saben mucho de baños calientes en sus célebres onsen. Y al lado de las termas unas pozas naturales gratuitas. Si te huelen "raro" no deberías preocuparte, ya que es el azufre: Islandia también huele así y no parece estar nadie muy azorado por allí...

Y más allá del valle del Avia, pero a tan solo diez minutos en coche de Ribadavia, las pozas de Melón, uno de los mejores conjuntos de pozas de la región. Y a la salida del pueblo, el monasterio de Melón, uno de esos lugares desde donde los monjes difundieron durante siglos las bondades del Ribeiro.