W Bogotá es uno de esos hoteles que se toman en serio la idea de ser un “hub” urbano: concentra diseño, gastronomía, bienestar y espacios de trabajo en una ubicación con vida propia en la capital colombiana. Su propuesta le ha valido ser reconocido recientemente entre los mejores hoteles de Sudamérica en los Condé Nast Traveler Reader’s Choice Awards 2025 y formar parte de la Guía de Hoteles MICHELIN Key 2025, distinciones que confirman su posicionamiento dentro de la hotelería de lujo internacional.

Desde su apertura hace más de diez años, ha conseguido configurar un relato visual y operativo inspirado en la leyenda de El Dorado, con interiores de acentos dorados, una oferta de ocio de alto nivel y un programa de experiencias que busca el diálogo y la conexión con la ciudad. El resultado es un hotel pensado tanto para estancias de negocio como para escapadas en las que el huésped busca nuevas emociones, pero también comodidad y, claro, lujo. Hemos viajado hasta Bogotá con el equipo de Marriott para conocerlo en primera persona y contarte todos sus detalles.

El diseño: un homenaje a El Dorado

El hotel se encuentra en Carrera 9, en el distrito de Usaquén, zona conocida por su oferta de restaurantes, tiendas y un mercado dominical que atrae a locales y visitantes. La dirección facilita la logística: permite moverse hacia centros corporativos del norte y, al mismo tiempo, salir caminando a cafés y centros comerciales cercanos como Hacienda Santa Bárbara o Unicentro. Para el viajero que llega por trabajo, esta ubicación evita tiempos excesivos de traslado. Para quien viene por ocio, asegura actividad a poca distancia y un entorno seguro y animado.

La narrativa estética de W Bogotá toma como punto de partida el imaginario de El Dorado. Fue concebida por el estudio neoyorquino Studio Gaia, bajo la dirección de su fundador Ilan Waisbrod, que reinterpretó la leyenda del líder cubierto de polvo de oro y la ofrenda en la laguna de Guatavita en clave contemporánea.  Esto se traduce en superficies y luminarias con guiños dorados, texturas geométricas y un juego de luz que el hotel despliega en el lobby, los pasillos, las habitaciones y las zonas comunes.

Desde el Welcome Desk, donde los mostradores evocan balsas doradas navegando sobre la Laguna de Guatavita, el huésped inicia un viaje sensorial entre tonalidades oro, luz cálida y reflejos metálicos. Las cortinas de mariposas aluden al realismo mágico de Gabriel García Márquez, mientras los ascensores, con luces infinitas, recrean la sensación de internarse en minas de oro.

En el W Lounge, el diseño sugiere el fondo mismo de la laguna: hilos dorados suspendidos representan las ofrendas arrojadas por el cacique a Bachué y las formas circulares, las ondas del agua. Tonos púrpura y dorado, tejidos artesanales y mesas que imitan piedras bañadas en oro refuerzan la idea de lujo ritual. Como pieza central, un mural del colectivo Vértigo Graffiti narra la trágica historia de amor entre Bachué y un soldado español, recordando que el mito de El Dorado es, ante todo, una metáfora de deseo, pérdida y redención.

Dormir con estilo: luz, diseño y amplitud

W Bogotá

La configuración de las habitaciones prioriza la luz natural con ventanales de suelo a techo, mobiliario de líneas contemporáneas y una paleta que combina tonos neutros con acentos metalizados inspirados en la leyenda de El Dorado. Las categorías superiores amplían esa idea en clave más residencial con zonas de estar independientes, mesas de comedor y rincones pensados para trabajar o recibir sin tener que usar la cama como despacho improvisado.

En metraje, la progresión es clara. Las suites iniciales, como las Studio o Cool Corner, rondan los 45-50 m² y aprovechan la esquina o la altura para ofrecer mejores vistas del skyline. Las Marvelous y Fantastic suben un peldaño con salones separados y mayor superficie útil y en la parte alta de la pirámide aparecen las Wow Suite (vicepresidencial) y Extreme Wow Suite (presidencial), que superan los 100 m² e incluyen sala de estar amplia, comedor independiente, barra propia y, en el caso de la presidencial, hasta futbolín en el área social, una bañera de inmersión y ducha tipo lluvia.

Para atender las necesidades de sus huéspedes corporativos, el W Bogotá dispone de un Centro de Negocios operativo las 24 horas y más de 425 metros cuadrados de espacio dinámico para reuniones y eventos, incluyendo un salón principal conocido como el Great Room de 218 metros cuadrados.

El servicio Whatever/Whenever y los W Insiders

W Bogotá

Un elemento central de la experiencia en el W Bogotá es su distintivo servicio de conserjería, denominado Whatever/Whenever. Este servicio, disponible 24 horas, está diseñado para satisfacer cualquier solicitud del huésped, desde la organización de transporte privado hasta la gestión de reservas en ocio y hostelería o cualquier otra necesidad logística. Tal y como nos insistían los responsables del hotel, cualquier cosa es posible siempre que sea legal y moralmente aceptable.

Dentro de este objetivo, se enmarcan los conocidos como W Insiders, que sirven como enlace directo entre el hotel y la ciudad. Su función consiste en ofrecer a los huéspedes orientación personalizada y acceso privilegiado a experiencias locales, desde reservas en los mejores restaurantes de Usaquén hasta recomendaciones de arte urbano, compras o vida nocturna. Actúan como anfitriones expertos que conocen de primera mano la escena cultural y social bogotana, y que adaptan cada sugerencia al perfil e intereses del visitante.

Bienestar: piscina interior, gimnasio y AWAY Spa

W Bogotá

El capítulo wellness es uno de los más destacados en W Bogotá. El gimnasio FIT, ubicado en el cuarto piso del hotel, pone a disposición de los huéspedes tecnología de primer nivel: equipos cardiovasculares de la marca Technogym, pantallas individuales, pesas libres y zonas de entrenamiento de fuerza.  Gracias a su horario 24 horas, permite adaptarse a rutinas de entrenamiento en cualquier momento del día o de la noche.

La piscina interior es otro pilar de la oferta: ubicada dentro del spa, funciona como espacio de hidroterapia (aproximadamente nueve metros por tres) y permite al huésped nadar o simplemente flotar y descansar sin depender del clima imprevisible de Bogotá. 

W Bogotá

El AWAY Spa, con unos 300 m² de superficie, está concebido como un refugio sensorial inspirado en la leyenda de El Dorado.  Una mezcla de mosaicos dorados abstractos, tonos verde esmeralda, techos esculturales y motivos florales crean una atmósfera envolvente. En sus salas de tratamiento (incluyendo una para parejas) se realizan masajes, terapias corporales, faciales, de manos y pies, todas ellas con productos botánicos locales elaborados exclusivamente para el hotel. 

La propuesta gastronómica del W Bogotá

Restaurante Jairo

El restaurante Jairo, ubicado dentro del hotel, representa la evolución más reciente de la gastronomía colombiana contemporánea. Concebido como un espacio donde el legado culinario del país se fusiona con técnicas globales, Jairo propone una experiencia de autor que combina identidad, creatividad y producto local.

Su carta, diseñada por el chef ejecutivo Juan Buitrago junto con el bar manager Jeisson Caro, celebra la diversidad y riqueza cultural de Colombia a través de ingredientes autóctonos tratados con métodos de cocina modernos y técnicas internacionales de precisión. La filosofía del restaurante parte del respeto al origen: los productos se obtienen directamente de agricultores colombianos, favoreciendo la economía local y garantizando frescura y sostenibilidad.

Entre las entradas destacan opciones como gyozas de hongos locales con hoisin de guayaba y aceite de achiote, o un chicharrón de calamar con gazpacho verde de pepino y aguacate. En el capítulo de sopas y ensaladas aparece la sopa de mote de queso almendrado o una ensalada de guayaba con nuez, queso azul y vinagreta de trufa. Los platos principales ofrecen tanto opciones vegetales, como coliflor con chontaduro sobre ají de maní, así como pescados y carnes. Por ejemplo, trucha al horno con mantequilla negra de limón y mazorca; panceta de cerdo ahumada con chutney de manzana de guayaba y milhoja de arracacha y lomo de res con rub de café, mantequilla sólida de Nespresso forte y chupe de papas cremoso. En la sección de cortes especiales figura una chata de res en piedra de sal de Zipaquirá, con chimichurri criollo, papas crocantes y kale al alioli. El restaurante ha sido reconocido recientemente como “Mejor Restaurante de Hotel de Colombia 2025” por los World Culinary Awards.

El brunch del W Bogotá se ha convertido en uno de los planes más populares de la capital colombiana. Cada domingo se ofrece un “desayuno tardío” o brunch extendido (de 11:30 a 14:30 h) que invita a empezar el día sin prisas. En este servicio se combinan estaciones de frutas tropicales, panadería artesanal, platos calientes a la carta, carnes asadas, comida típica colombiana y una amplia sección de postres. La experiencia no se limita a la gastronomía: incluye una barra de bebidas con mimosas, cervezas con jugo, Bloody Marys y otros cócteles que a veces se realizan en colaboración con conocidas marcas de ron y otros espirituosos.

Y es que la oferta de coctelería del W Bogotá es también marca de la casa. Se caracteriza por el uso de ingredientes locales y referencias a la cultura colombiana. En el W Lounge, el bar principal del hotel, los bartenders elaboran bebidas que reinterpretan sabores del país, como el gin tonic de maracuyá, combinaciones con frutas tropicales o cervezas artesanales locales. Cada cóctel busca conectar al huésped con la historia y los paisajes de Colombia a través del gusto y el aroma.

W Bogotá es un hotel muy especial que no deja indiferente a nadie. Cumple con lo que promete: diseño elegante y moderno, una propuesta gastronómica de calidad y una completa oferta de ocio y experiencias. La ubicación en Usaquén funciona además como la palanca perfecta: permite vivir la ciudad a pie en un radio cercano y simplifica la logística de reuniones en el norte.