Azul en el cielo y ocre en la tierra, una pared de adobe y una calle solitaria. Estamos de paso pero siento que aquí podría quedarme un día más, una vida más. Por la serenidad y el secreto: lugares en los que nada sucede, pero todo podría suceder. Porque Tierra de Campos es un escenario tan realista que quiebra la realidad: y entre esas grietas, surge, prístina, la belleza del misterio.

Desde luego, no todos los viajeros tienen las mismas sensaciones cuando visitan esta comarca de límites imprecisos entre Palencia, Valladolid, Zamora y León, pero es incuestionable que los paisajes terracampinos están tapizados de poesía: dura, sobria y de una melancolía desgarradora, por momentos, pero también plácida, desnuda y reconfortante.

¿Y si te encuentras en Tierra de Campos?

Un palomar en Tierra de Campos - Depositphotos

Todos los viajeros buscan algo en sus viajes: aprendizaje, diversión, relax, romance, evasión. Pero, aunque el motivo superficial difiera, en el fondo todos buscan lo mismo: encontrarse. El problema de algunos destinos es que son tan "arrebatadores" que asfixian: hay tanto hacia donde mirar que no hay tiempo para tu reflejo en el cristal. Y vuelves como estabas, extasiado de tanta experiencia, con mil fotos de todo, pero ninguna imagen de ti mismo. Vuelta a la casilla de salida: vamos a preparar otro viaje-odisea.

Eso no te sucederá en Tierra de Campos, una comarca en la que "no hay tanto que ver" y estarás a solas contigo mismo, quieras o no. No hablamos, por supuesto, de un "desierto poblacional" (no es Kazajistán), pero los datos demográficos no invitan al optimismo, aunque el último año haya sido el primero de muchos en los que la población en provincias como Palencia haya repuntado ligeramente.

Palencia

Moratinos - Depositphotos

Entramos en Tierra de Campos por la provincia que suma más municipios en esta comarca cuyos límites sigue siendo debatidos, incluso a nivel político, persiguiendo subvenciones para dinamizar uno de los territorios, también, más deprimidos económicamente de nuestro país.

Pero, además de incluir a todos aquellos municipios con el apellido "de Campos" y los de su entorno inmediato, Daniel Herrero, profesor de Geografía de la Universidad de Valladolid, la define así: "Tierra de Campos es esa campiña de tierra arcillosa suavemente ondulada".

Nosotros tenemos nuestra propia definición: Tierra de Campos es todo aquello que se parezca a un cuadro de Díaz-Caneja. Y el entorno de Frómista, nuestra primera parada en esta comarca es una campiña de tierra arcillosa suavemente ondulada... que parece un paisaje de Díaz-Caneja: estamos en el lugar indicado. Pero Frómista no es un pueblo como los demás: cuenta con una de las iglesias románicas más importantes de Europa.

Iglesia de San Martín de Tours en Frómista - Depositphotos

A unos minutos de Frómista se ubica Carrión de los Condes, una deliciosa localidad que ya hemos visitado y que ofrece uno de los mejores conjuntos medievales de la comarca. Pero Tierra de Campos también es renacentista, como apreciamos en localidades como Paredes y Fuentes de Nava, Becerril de Campos o Cisneros.

Los pintores Pedro y Alonso Berruguete y el poeta Jorge Manrique, tres de los artistas más importantes que marcarían el arranque del Renacimiento en España, nacieron en Paredes de Nava. Para reivindicar esta "paternidad", se ha creado en la zona un museo territorial que forma un itinerario de 50 kilómetros dividido en cinco etapas y que recorre los pueblos de estos Campos del Renacimiento en el corazón de Tierra de Campos.

Ampudia - Depositphotos

Camino de Palencia capital, nos detenemos en Monzón de Campos: porque esta también es tierra de castillos, por supuesto. Centro político del Condado de Monzón que, durante buena parte de la expansión cristiana hacia el sur ocupó buena parte del oriente de la actual provincia de Palencia, el castillo de Monzón fue el centinela que dominó estos campos durante siglos.

Y en el extremo suroccidental de la Tierra de Campos palentina, Ampudia, otra localidad que combina la arquitectura tradicional de sus viviendas con la representativa de castillos, colegiatas y monasterios: uno de los mejores conjuntos histórico-artísticos de la comarca.

Valladolid

Rebaño de ovejas frente al castillo de Montealegre - Depositphotos

Entramos en la provincia de Valladolid por el municipio de Montealegre, a unos minutos de Ampudia, pero Tierra de Campos, a la postre, no conoce fronteras, como indican los expertos: es una comarca que excede las actuales divisiones administrativas.

De hecho, llegó a aparecer la denominación de "provincia de Campos" en diversas publicaciones históricas como el Diccionario geográfico-estadístico-histórico de España de Pascual Madoz: pero finalmente su territorio quedó diseminado entre cuatro provincias en la actual división administrativa que trata de enmendarse con diversos proyectos para reivindicar sus raíces comunes... que no acaban de fructificar.

Sea como fuere, hay otro elemento fundamental que define este territorio: su arquitectura tradicional. Más allá de castillos y monasterios, de iglesias y ermitas, tenemos viviendas y edificios anexos, como establos, graneros y palomares. Son estos últimos un símbolo del paisaje terracampino.

Paisaje en Tierra de Campos con varios palomares - Depositphotos

Edificios de planta circular fabricados con adobe o tapial cumplían una función clave en las rutinas de los habitantes de esta tierra. ¿Y por qué se usaban estos materiales? Lo has adivinado: no había otros. Se trata de una "llanura, de clima extremado y seco, prácticamente desarbolado y con gran escasez de piedra".

Por lo tanto, los (pocos) materiales nobles se reservaban para edificios representativos, defensivos o sagrados, mientras que para las viviendas y las construcciones agropecuarias debían ingeniárselas con lo que abundaba: la arcilla. Y es así como terminó por configurarse el mejor complemento para el paisaje terracampino: el adobe.

Calle de Urueña - Depositphotos

Como si un esteta experto en complementariedad cromática hubiera diseñado el paisaje, todo encaja en Tierra de Campos: parece que los pueblos, sus casas y sus palomares, llevan desde siempre diseminados por la llanura.

Como en Urueña, uno de los pueblos más representativos de la Tierra de Campos vallisoletana. Hasta las impresionantes murallas del pueblo, creadas en el siglo XII y XIII, se adaptaron a la monocromía terrampina, aunque en este caso usando la mampostería: una muralla de adobe no contiene ni a un soldado desarmado.

Zamora y León

Puerta de San Andrés en Villalpando - Depositphotos

Aunque el corazón de Tierra de Campos se ubique en Valladolid y Palencia, esta comarca natural, histórica y cultural también se extiende parcialmente por las provincias de Zamora y León. Muchos de los que recorren habitualmente la A-6 rumbo al norte pasan junto a localidades como Villalpando que es mucho más que un pueblo de carretera.

Aquí también tenemos murallas que nos recuerdan que tuvo una gran relevancia en la Edad Media: la puerta de San Andrés, del siglo XII, es su entrada monumental. Y en el otro extremo del pueblo, el castillo de los Velasco: para los que les gusten las ruinas, una imagen memorable.

Y aunque no nos hemos referido hasta ahora a ninguna "atracción natural" concreta más allá del propio paisaje terracampino, muy cerca de Villalpando se ubican las Lagunas de Villafáfila: entre la estepa cerealista que domina esta tierra y la "cultura del barro", unos sorprendentes humedales que dan refugio a una gran cantidad de aves migratorias.

Sahagún de Campos - Depositphotos

Nuestra penúltima parada en esta excursión por Tierra de Campos es en Sahagún de Campos, en el extremo suroriental de la provincia de León, cuyo apellido no deja lugar a dudas: esta comarca también se extiende por zonas leonesas. La colección de arquitectura mudéjar de esta localidad es inapelable: las iglesias de San Lorenzo y San Tirso también encajan en el tono del paisaje, aunque usando en este caso arcilla cocida transformada en ladrillo, el material que define el mudéjar.

Pero no queremos terminar nuestro viaje ante un "monumento", aunque sea fantástico. Porque el verdadero monumento de Tierra de Campos está en sus pueblos y tradiciones, en la misteriosa y desnuda belleza de sus tierras y de sus campos. Al otro lado de la "frontera" entre León y Palencia, un último paseo sin rumbo por Moratinos, un pequeño pueblo de misteriosa belleza desnuda en el que nos volvemos a encontrar.