El norte de Soria es una tierra de leyenda. Pero literalmente. Antonio Machado le dedicó uno de sus cuentos más oscuros, luego convertido en romance. Se llama La tierra de Alvargonzález y fue publicado en 1912. En él, Machado recuerda un viaje que hizo apenas un año antes desde Soria por buena parte de la comarca de Pinares alcanzando el Pico Urbión, el nacimiento del Duero y la Laguna Negra.
Pero Machado no solo es hechizado por la indómita belleza de esta tierra sino también por su historia negra, la que le cuenta un campesino con el que comparte parte del trayecto. El poeta usa un recurso literario clásico ("esto es lo que me contaron") para dar verosimilitud a una historia terrible que, efectivamente, un siglo más tarde sigue turbando el espíritu del viajero que avanza hacia la laguna sin fondo soriana.
Soria 'noir', el lado oscuro de un bosque infinito

"Difícil es interpretar los sueños que desatan el haz de nuestros propósitos para mezclarlos con recuerdos y temores. Muchos creen adivinar lo que ha de venir estudiando los sueños. Casi siempre yerran, pero alguna vez aciertan. En los sueños malos, que apesadumbran el corazón del durmiente, no es difícil acertar. Son estos sueños memorias de lo pasado, que teje y confunde la mano torpe y temblorosa de un personaje invisible: el miedo".
Alvargonzález es un hombre temeroso que sueña cerca de la Laguna Negra esperando su destino. Ese mismo destino es el de Antonio Machado, que parte desde Soria en octubre de 1910, cuando trabajaba en la capital provincial como catedrático de francés en un instituto.
Hasta Cidones, a 15 kilómetros al noroeste de Soria, Machado va en diligencia en la que coincide (supuestamente) con otros dos viajeros, uno de los cuales era un campesino que sigue camino hasta Covaleda. Es este campesino el que le contaría a Machado la historia de Alvargonzález mientras ambos, a lomos de caballos, galopan hacia el norte, adentrándose en el bosque infinito de la comarca de Pinares, que ocupa el noroeste de la provincia, en la frontera con Burgos y La Rioja, ya camino de los Cameros.
Porque Pinares es una de las comarcas españoles con mayor densidad de bosque, responsable de que Soria sea conocida, también, como la provincia española con más árboles por persona. No es lo que muchos se imaginan cuando piensan en esta tierra, pero así es: el verde es el color de Pinares hasta el punto de que también da (otro) nombre a la comarca, la Soria Verde.
Y, claro, no hay mejor entorno para una historia oscura que este bosque infinito en el que Machado fue penetrando poco a poco. Pero antes, el poeta y su primer compañero de viaje llegan a La Muedra, años antes de que este pueblo fuera anegado por un embalse
Del pueblo cubierto por las aguas a Vinuesa

Aprobado el proyecto de La Cuerda del Pozo en 1923, el pueblo de La Muedra no tardaría en quedar cubierto por sus aguas hasta que en 1941 finalmente se inaugura el embalse. Por lo tanto, Machado todavía pudo ver al pueblo con vida. Pero los pueblos también mueren, como bien sabemos en España.
Ahora, la zona de La Muedra, al norte del embalse, es uno de los lugares más frecuentados de La Cuerda del Pozo por esa extraña seducción que sentimos hacia la ruina anegada. Pero este embalse es también uno de los lugares predilectos de Pinares para el baño y los deportes acuáticos. Varios campings y playas, incluyendo la célebre Playa Pita, son emblemas del verano soriano más fresco.
Pero nosotros no hemos venido a bañarnos, al menos en esta ocasión, así que seguimos ruta hacia el norte hasta llegar a Vinuesa, el campo base para buena parte de las rutas que recorren la comarca de Pinares.

Porque Vinuesa es como una isla en medio del verde infinito de Pinares. De aquí hacia al norte ya no habrá otro color que acompañe tu camino que el verde. La Casa de los Ramos como mejor ejemplo de arquitectura pinariega, el palacio de Don Pedro de Neyla y la iglesia de Nuestra Señora del Pino de finales del XVI son tres monumentos que destacan en este pueblo también conocido como la Corte de los Pinares.
Y es que este entorno fue coto caza habitual de reyes como Juan I y Juan II de Castilla. Fue el primero el que favoreció a los vecinos del pueblo después de que estos lo socorrieran del ataque de un lobo cuando cayó de su caballo: y es que a los lobos también les gusta cazar... aunque no por "deporte".
Hacia el Pico Urbión y el Nacimiento del Duero

Sí, también es ancestral tierra de lobos... que tampoco faltan en el relato de Machado que, tras pasar por Vinuesa sigue a caballo en dirección Covaleda, pasando antes por Salduero, un pueblo ligado desde siempre a la trashumancia y a la famosa institución de la Mesta que tanta relevancia tuvo en la España medieval y moderna.
Para que te hagas una idea de que estos pueblos "no son como los demás" te recordamos que Vinuesa forma parte la red de los Pueblos más Bonitos de España y el propio Salduero fue nombrado pueblo más bonito de Castilla y León en 2017. Sus calles empedradas envueltas en bosque también entusiasmaron a Machado que, no obstante, tenía prisa por llegar a Covaleda... puesto que amenazaba tormenta.
Pese a perder población de forma sostenida desde hace muchos años, esta localidad sigue siendo la más poblada de la comarca tras San Leonardo de Yagüe. Aquí en Covaleda se despidieron Machado y el campesino, escribiendo el poeta una frase que quedará para el recuerdo: "siempre que trato con hombres de campo, pienso en lo mucho que ellos saben y nosotros ignoramos, y en lo poco que a ellos les importa conocer cuanto nosotros sabemos". Te suena, ¿no?
Desde Covaleda el viaje de Machado es más misterioso ya que no lo narra directamente: aquí empieza el relato de Alvargonzález (y sus hijos) y su propio periplo por tierras sorianas pasa a un segundo plano. Aunque se sospecha que la ruta no la hizo en solitario, nada se dice sobre los compañeros que lo guiaron desde Covaleda hacia el norte, hasta los Picos de Urbión y el Nacimiento del Duero.
Es una ruta que hoy puede hacerse en poco más de 15 kilómetros (la ida). Machado, al parecer, pasa en primer lugar por Duruelo de la Sierra, una de las primeras localidades que recibe las aguas del recién nacido Duero que también cobija dentro de su municipio el enclave de Castroviejo, uno de los espacios naturales más bonitos de Pinares.
Desde aquí se puede seguir el tramo del GR-86 que lleva hacia Peñas Blancas o el Pico Urbión, así como el Nacimiento del río Duero, objetivo inicial de Machado. Pero en este instante ya parece que el poeta está hechizado por el espíritu de la tierra de Alvargonzález y culmina su ruta en una laguna negra como el mal.
La Laguna Negra, la tumba de los Alvargonzález

"Soñaba Alvargonzález que sus hijos venían a matarle y, al abrir los ojos, vio que era cierto lo que soñaba". Y Machado no se anda con remilgos para relatar la muerte del labrador, pero mejor lo leéis vosotros mismos al borde de una de las lagunas más impresionantes de España, no tanto por su tamaño o características, sino por el entorno que la envuelve: paredes de roca gris cubiertas por bosques que cambian de color según la época del año.
Pero cuando oscurece, es el negro el que tiñe el entorno, en invierno y en verano, con frío o con calor. Así es que "las gentes de la sierra en aquellos tiempos no osaban acercarse a la laguna ni aun en los días claros". Porque cuenta la leyenda que esta laguna es insondable, que es un "ojo de mar", que tiene olas y mareas, que aquí viven monstruos acuáticos que te devorarían en un tris... y que aquí quedaron para siempre atrapados los Alvargonzález... tanto el padre como los hijos.

Porque ya sabéis que estas historias no pueden terminar "así": los crímenes nunca quedan impunes... en la ficción. Pese a que "nadie osó acusar del crimen a los hijos de Alvargonzález", ni a sondar la laguna "porque jamás devuelve lo que se traga", "la codicia no tiene manos para labrar", y las antaño fértiles tierras de Alvargonzález cayeron en desgracia con sus hijos que se arruinaron mientras asistían, impotentes, a la muerte de sus tierras.
Los hermanos fueron cayendo en una espiral de locura y violencia (que incluyó la muerte del tercer hermano que se había ido joven a América a hacer fortuna) hasta que decidieron que era momento de regresar una última vez a la laguna. Y allí, en la noche más oscura que se fundía con la laguna más negra se perdió la pista de los hermanos, porque, ya lo dijo el poeta, "la maldad de los hombres es como la Laguna Negra, que no tiene fondo".
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