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Natural, sencilla, distintiva y diversa: así es la gastronomía de las islas Canarias. Y es que  aúna las influencias de las distintas culturas que han pasado por sus tierras como los guanches, de algunos países latinoamericanas como Venezuela y del África continental.

En ella además toman el protagonismo los productos provenientes de sus tierras de carácter volcánico, como el millo, el gofio o las papas, y del mar como el cherme o la vieja. Estos constituyen la base con la que crean sus platos, algunos de los cuales se han convertido en toda una institución de su recetario. He aquí los siete más tradicionales de Canarias.

Ropa vieja

Ropa vieja
Fuente: Wikipedia.

No existe una receta tipo, pues cada región incluye sus propios ingredientes, pero sí hay algunos que no faltan en este plato de puchero: los garbanzos, las papas y la carne de cerdo y pollo deshilachada. Aunque se creó para dar salida a las sobras del cocido, hoy es un plato que los canarios degustan en ocasiones especiales y el fin de semana por su rico sabor y también por la dificultad de su elaboración, ya que implica unas cuantas horas.

Sancocho

Sancocho canario.
Fuente: Wikipedia.

Sirvió de sustento durante las épocas de dificultad económica de los isleños, en tanto que incluye ingredientes sencillos y humildes como el pescado hervido, ya sea el cherne o la corvina, la batata sin pelar, las patatas sancochadas y el mojo. Aunque cualquier momento es apropiado para saborearlo, se hace especialmente en Viernes Santo, pues permite cumplir con los preceptos cristianos que impiden comer carne ese día.

Conejo en Salmorejo

Conejo en salmorejo
Fuente: webtenerife.com

Como su nombre invita a pensar, el conejo desempeña el protagonismo en este plato. Aunque hoy es un clásico del recetario canario, parece que surgió en Aragón, tal y como nos explican en la web de turismo de Tenerife, donde también sigue teniendo presencia en sus mesas. Elaborarlo implica hacer acopio de paciencia, pues lleva bastante tiempo.

Se comienza troceando y marinando los trozos en salmorejo canario, una salsa que resulta de machacar en un mortero ajos, pimentón, una pizca de sal, pimienta picona, aceite y vinagre, durante horas. Luego se fríen, se hierven en sus propios jugos y, finalmente, se sirven acompañados de papas arrugadas. El resultado es un plato contundente que entibia el paladar y reconforta el cuerpo, por lo que es muy recurrente durante los meses más fríos del calendario

Papas arrugadas con mojo

Papas arrugadas.
Fuente: Pixabay.

Para quien no lo sepa, las patatas son uno de los productos más consuetudinarios de las islas. De hecho, las papas antiguas, una familia que incluye 29 variedades, gozan de Denominación de Origen Protegida, siendo las únicas de España que lo tienen. En esta receta, las patatas, en concreto la variedad bonita, se presentan cocidas, sin pelar y cubiertas de abundante sal (en la antigüedad se hacían con agua de mar), las cuales se acompañan de mojo picón, la salsa estrella de la gastronomía canaria, que resulta de mezclar cilantro, aceite de oliva, sal, ajo y vinagre.

Carne de cabra

Carne de cabra
Fuente: tenerifesurprise.com

Aunque despierte las suspicacias de los más aprensivos, lo cierto es que la carne de cabra forma parte intrínseca de la cultura gastronómica canaria, especialmente en Fuerteventura, donde tienen una larga trayectoria en la cría del caprino, desde la época de los primeros pobladores ante la inexistencia de otros mamíferos. Se prepara de muchas formas: con almendras, compuesta (guisada con carnes y verduras), en salsa, en sopa, en salmorejo… Por su parte, la carne de cabrito o baifo también tiene una gran presencia en las mesas canarias, sobre todo en las fiestas navideñas.

Los postres: bienmesabe y huevos mole

Bienmesabe
Fuente: dulcestartasyotrashistorias.blogspot.com

La carta de postres canarios es de lo más prolífica e incluye algunos muy tradicionales que conviene probar si queremos regresar con la idea de habernos adentrado en su tradición gastronómica. Especialmente destacados son el bienmesabe y los huevos mole. El primero es una pasta dulce elaborada con almendras, huevos, bizcocho, limón y azúcar.

El resultado recuerda al toffee, y se degusta solitario o acompañado de helado o flan. Por su parte, los huevos mole son el resultado de unir las yemas de huevo batidas con almíbar, agua de azahar y canela y cocerlos durante unos minutos. Acompañados de gofio de millo es como mejor saben.