Para acceder a CIRQA hay que llamar al timbre. Solo entonces se nos abrirá la puerta, que permanece cerrada, y podremos descubrir un secreto que nos guardaremos para siempre. Esta misteriosa puerta no solo parece querer ocultar la existencia del hotel, sino que consigue crear, al mismo tiempo, un universo propio para sus huéspedes donde el diseño y el cuidado de los detalles alcanzan su plenitud. Todo lo que pase fuera da igual en gran medida, ahora estamos dentro y solo nos queda envolvernos del lujo que surge de cada rincón.

Un edificio con casi cinco siglos de historia

CIRQA

A poca distancia de la espectacular Plaza de Armas de Arequipa, este hotel, que forma parte de la prestigiosa asociación Relais & Châteaux, aprovechó un antiguo monasterio del siglo XVI para diseñar uno de los hoteles más bonitos en los que he podido estar y que aparece constantemente en los rankings de hoteles de Latinoamérica.

El edificio que hoy alberga el Hotel CIRQA tiene una historia profundamente entrelazada con la fundación de Arequipa en 1540. Originalmente, este terreno fue otorgado a Alonso de Luque, un reconocido escribano de la época. Posteriormente, De Luque legó la propiedad a la Orden de los Agustinos, con la condición de que construyeran una iglesia con claustros, patios, huertos y jardines, además de un sepulcro para él y su esposa bajo el futuro altar de San Nicolás de Tolentino.

La construcción del monasterio se realizó utilizando sillar, la piedra volcánica blanca característica de la región. A lo largo de los siglos, el edificio ha sido testigo de diversos eventos históricos y ha servido a múltiples propósitos, siempre manteniendo su esencia arquitectónica. En 1883, se realizaron las últimas modificaciones significativas, después de las cuales la estructura permaneció prácticamente inalterada hasta su reciente restauración, para convertirse en el hotel que hoy visitamos.

La restauración contemporánea del edificio se llevó a cabo con un profundo respeto por su legado histórico. Se preservaron elementos originales como los techos abovedados, las paredes de sillar y las columnas, integrándolos armoniosamente con detalles modernos que aportan la comodidad propia de un hotel de cinco estrellas. En uno de los patios, encontramos incluso una pequeña piscina, que se integra de manera armoniosa con el resto del recinto y que nos servirá para refrescarnos después de un día de calor.

El proyecto estuvo a cargo de Ignacio Masías, CEO y propietario de la cadena Andean, quien colaboró estrechamente con la diseñadora Sandra Masía y los arquitectos Stephanie Chang y Daniel Cisneros, quienes desempeñaron roles fundamentales en la conceptualización y ejecución de la restauración.

Habitaciones de las que no querrás salir

El Hotel CIRQA en Arequipa ofrece una experiencia de alojamiento íntima y exclusiva con tan solo once habitaciones, diseñadas meticulosamente y distribuidas en tres categorías: Claustro, Aposento y Bóveda. Cada habitación combina una decoración contemporánea con elementos históricos, reflejando la rica herencia del edificio y brindando un ambiente donde el lujo y la historia se encuentran. No hay ningún detalle improvisado.

Las habitaciones Claustro, las más acogedoras del hotel, destacan por su diseño minimalista que aprovecha al máximo el espacio sin sacrificar comodidad. El mobiliario ha sido cuidadosamente elegido, con camas de estructura sólida y cabeceras que exhiben detalles artesanales en madera y textiles que aluden a la historia arequipeña. Las paredes de sillar expuestas y los arcos originales complementan una iluminación cálida que resalta la textura natural de los materiales.

Las habitaciones Aposento son un poco más amplias y se caracterizan por sus techos altos, combinados con grandes ventanales o espacios iluminados estratégicamente, mientras que las paredes de sillar aportan un toque atemporal. Estas habitaciones cuentan con zonas de lectura que incorporan muebles de líneas modernas, sillones ergonómicos y mesas de diseño que invitan a relajarse y disfrutar de un buen libro. Las texturas naturales y los detalles en piedra se ven acompañados por acentos en metales y maderas que proporcionan un contraste elegante. Los toques de arte local y fotografías históricas de Arequipa adornan las paredes.

Aunque, sin duda, donde CIRQA consigue posicionarse como uno de los hoteles boutique más bonitos de Latinoamérica es con sus habitaciones Bóveda. Con techos altos y abovedados, estas habitaciones emulan la grandeza de los antiguos salones del monasterio. Cada habitación está decorada con muebles a medida, como camas king-size con cabeceras talladas y armarios de diseño exclusivo que integran materiales modernos con detalles antiguos. Las áreas de estar privadas cuentan con cómodos sofás y mesas bajas que invitan al descanso. Algunas incluyen, en medio de la habitación, bañeras independientes de cerámica artesanal que se convierten en el detalle definitivo para marcar la diferencia.

Mención especial merece el diseño de iluminación, que consigue crear un ambiente cálido y conservar la magia del espacio gracias a una combinación de lámparas empotradas y focos dirigidos.

Todas las habitaciones están equipadas con tecnología de última generación, como Smart TV con acceso a televisión digital y plataformas de streaming, así como altavoces inalámbricos que permiten disfrutar de una experiencia sonora personalizada. Además, disponen de aire acondicionado y calefacción individual. Entre los amenities destacan el albornoz y unas zapatillas de algodón de alta calidad, que podremos llevarnos con nosotros como obsequio. Para completar la experiencia en la habitación encontraremos un surtido de snacks gourmet y bebidas de cortesía, presentados de manera elegante en bandejas de cerámica elaboradas por artesanos locales.

Gastronomía en varios espacios que invitan al relax

Al frente de la propuesta gastronómica de CIRQA se encuentra la chef María Fé García, cuya pasión por la cocina se originó en su infancia, observando a su abuela preparar comidas familiares. Tras estudiar en Le Cordon Bleu y explorar diversas técnicas e ingredientes, María Fé ha liderado la cocina de CIRQA, aportando una visión que combina simplicidad y autenticidad, resaltando la esencia de la gastronomía arequipeña.

La cocina de CIRQA se inspira en las picanterías del campo arequipeño, capturando la esencia de la región y sus platos clásicos. El menú estacional, curado por la chef María Fé García, se centra en la simplicidad y la fidelidad al terroir local, utilizando ingredientes frescos y locales para crear platos que celebran la rica herencia gastronómica de Arequipa y Perú.

La experiencia ya comienza con el espectacular desayuno. Nada más sentarnos a la mesa, se nos servirá una gran bandeja que incluye frutas frescas, panes artesanales, bollería y una selección de quesos y embutidos locales. Además, podremos elegir platos a la carta como unos huevos benedict o el tradicional adobo arequipeño, un guiso de cerdo marinado en chicha de jora y especias, que brinda una auténtica muestra de los sabores locales.

Para el almuerzo o la cena, el restaurante presenta una carta que fusiona técnicas contemporáneas con recetas tradicionales. El mejor ejemplo es el rocoto relleno, una especialidad arequipeña que consiste en un pimiento picante relleno de carne sazonada, acompañado de pastel de papa. Este plato emblemático es reinterpretado por la chef, quien mantiene la esencia del sabor original, pero con una presentación más elegante.

Encontramos varios ambientes para disfrutar de la oferta culinaria. Empezando por el salón, un espacio que fusiona una sala de estar casual con un comedor de estilo monástico y una chimenea central. La decoración incluye mesas largas, que invitan a ser compartidas, y una selección cuidadosa de vajilla que crea una estética orgánica y una atmósfera tranquila. Justo fuera, encontramos el patio, posiblemente el lugar con más encanto del hotel. Un área al aire libre con asientos cómodos y fogatas que invitan a sentarse a disfrutar de una buena comida.

El Techo de CIRQA es otro rincón del hotel que resulta especialmente agradable cuando va cayendo la noche. Inspirado en las antiguas picanterías, este espacio, que ha sido habilitado en la azotea, ofrece vistas panorámicas de los volcanes y barrios circundantes de Arequipa. El lugar perfecto para pedirnos uno, o dos, pisco sours.