Lo primero que te encuentras al entrar en Luanco es una curiosa escultura vegetal de un coche de Fórmula 1 que, sin duda, es un homenaje a Fernando Alonso. No es, desde luego, una entrada triunfal, pero "lo mejor está por llegar" que diría el piloto.

Y es que Luanco sabe ocultar su belleza al recién llegado que deberá bajarse del coche para descubrir, andando, uno de los pueblos más bonitos de la costa asturiana. Como debe ser.

Luanco, la paz de Asturias

El muelle de Luanco con marea baja, con la playa de La Ribera al fondo - Depositphotos

O en coche o en autobús. O en bicicleta. Porque en tren tampoco vas a poder llegar a Luanco porque no tiene estación de ferrocarril, aspecto clave en la evolución histórica reciente de la localidad y que la diferencia de su vecina (y, a veces, "enemiga") Candás.

Pero como no tenemos tren, podemos estar más tranquilos y con menos humos industriales, pensaron los luanquinos. Y así siguen, en paz, aunque durante el verano la avenida del Gayo sea un no parar de coches arriba y abajo peleando por un aparcamiento.

Museo Marítimo, el más antiguo de Asturias

Interior del Museo Marítimo de Luanco - Museo Marítimo

Pero nosotros ya hemos aparcado el coche y nos dirigimos a uno de los emblemas del pueblo, la mejor introducción histórica a Luanco: el Museo Marítimo que tiene el honor de ser el decano de los museos de Asturias, fundado en 1948.

Y es que Luanco surge hace casi un milenio como pueblo pesquero, siendo el bonito y las ballenas las principales capturas. Por desgracia, los grandes cetáceos ya no paran por la costa asturiana desde hace varios siglos, pero el bonito sigue siendo protagonista: unas famosas jornadas gastronómicas a finales de junio celebran las mil y una formas de preparar este pescado.

Frente al Museo Marítimo, camina por la calle Obligada, sigue el aroma marino hasta la Plaza Doctor Cors, donde arranca la ruta urbana más hermosa del pueblo.

La playa de La Ribera

Actual Centro de Mayores de Luanco junto a la playa de La Ribera - Depositphotos

Hemos llegado a una de las dos playas de Luanco, la original, donde se celebra cada verano el Roland Garros luanquín, el único torneo de tenis sobre arena de playa del mundo por la que han pasado figuras de la raqueta española e internacional como Ferrero, Moyá, Ferrer, Verdasco o Feliciano López. Solo falta Nadal, pero nunca se sabe ahora que ha colgado la raqueta y ya no tiene la presión del calendario.

Para los recién llegados es alucinante comprobar como el estadio donde se juega el torneo se llena de agua durante unas horas del día para luego dejar libre la arena para los partidos. Son las mareas, por supuesto, razón por la cual este torneo se celebra siempre con permiso del Cantábrico y en fechas variables.

Cruzamos ya el pasadizo frente a la playa que ofrece una de las mejores vistas de Luanco, desde donde ya se intuye la torre de la iglesia al fondo: hemos llegamos a la Plaza del Párroco González Pola.

Toda esta zona está plagada de restaurantes en los que disfrutar de la legendaria gastronomía asturiana, con especial atención, por supuesto, al pescado fresco que es capturado a unos metros, mar adentro.

Casas tradicionales de Luanco - Depositphotos

Pero antes de seguir la ruta más habitual rumbo a la iglesia y al muelle, un desvío para conocer el emblema arquitectónico contemporáneo del pueblo, la casa del indiano José María Mori que, tras volver de Cuba, pidió al arquitecto Manuel del Busto que diseñara una vivienda siguiendo los postulados de la arquitectura "moderna" que luego sería llamada modernismo.

Recientemente restaurada, da la entrada a la calle Salvador Escandón, una de las más bonitas y animadas de Luanco, con venerables locales de muy diferente perfil en los que puedes disfrutar de la mejor cerveza, las típicas marañuelas... o unos culines de sidra.

Pero nosotros regresamos sobre nuestros pasos para visitar otro icono luanquín frente al mar, antiguo Ayuntamiento y actual Centro de Mayores, con una impresionante galería acristalada sobre el mar con vistas a la playa de la Ribera.

Frente a este edificio se ubica la Torre del Reloj, construida a principios del siglo XVIII y que en su día funcionó como cárcel. Es uno de los lugares habituales de celebración en el pueblo, incluyendo un Belén viviente cuando llega la Navidad.

El muelle y la iglesia

Iglesia de Santa María de Luanco en su impresionante ubicación - Depositphotos

Desde este punto parten dos paseos emblemáticos del pueblo. Por un lado, el que te lleva al muelle, por el camino al borde del mar en el que aún resisten algunas casas de pescadores, varias reconvertidas en restaurantes. No, en Luanco no faltan los restaurantes. Y aún con todo, puedes no tener mesa en las fechas más señaladas...

Antes de bajar hacia al muelle puedes pararte en el conocido como Mirador de Pilatos donde tienes una buena perspectiva del Cantábrico. Y tras caminar unos minutos, llegas al muelle, donde un local de irreductibles mesas verdes te seducirá para tomar unas tapas con inconfundible aroma marítimo. Pero paciencia en verano: aquí no se reserva.

Desde la Torre del Reloj parte otro paseo que nos lleva por la calle de la Riba hacia el palacio de los Menéndez de la Pola y la iglesia. Pero antes de llegar a una de las iglesias con mejor escenografía de Asturias, dos desvíos más.

La galería porticada de la iglesia con vistas al mar - Depositphotos

Uno hacia la Plaza de la Baragaña, una de las más bonitas (y escondidas) del pueblo. Y el otro hacia la Plaza de Cristal, frente a la cual se ubica una de las varias sucursales luanquinas de Helados Helio Hermanos, ¿los mejores helados del mundo? La kilométrica cola que se genera aquí tras cada jornada playera en verano parece responder afirmativamente a esa pregunta.

Pero la imagen más "señorial" de Luanco se da frente al Palacio de los Menéndez Pola que sigue esperando una restauración desde hace años. Aquí está también la iglesia ubicada al borde del Cantábrico, con vistas a la playa principal del pueblo que se generó a mediados de los 90 creando un espigón, además de la construcción del actual paseo marítimo.

Rumbo a Moniello... y al Cabo Peñas

Inicio de la ruta de Luanco al Cabo Peñas - Wikiloc

Si bordeas la playa de Luanco por el final (¿o el principio?) de la avenida del Gayo, puedes llegar hasta la Ramblona, otro emblema del verano luanquín, donde los más jóvenes se lanzan al agua desde el espigón.

Pero, al otro lado, se ubican unas escaleras que conducen a una de las rutas de senderismo más bonitas del concejo de Gozón que acerca al punto más septentrional de la costa asturiana y emblema del Cantábrico: el cabo Peñas.

Pero antes, mientras subes las escaleras con las que arranca la ruta, un vistazo al nuevo puerto deportivo de Luanco que acoge buena parte de las embarcaciones recreativas que amarran en el pueblo, dejando el viejo muelle que ya hemos visto antes para las barcas de pesca tradicionales.

Sendero por el Cabo Peñas - Depositphotos

Tras pasar el Parque de La Mofosa se llega a la Punta de la Vaca, otro espectacular mirador costero. Unos minutos más allá, siempre al borde del Cantábrico, llegamos a la playa de Moniello, una opción para los que quieren huir de las aglomeraciones de la playa principal del pueblo... y no les importe apoyar la toalla sobre piedras.

Al otro lado de la playa bien merece una parada al área recreativa de Moniello, con un restaurante que ha cambiado varias veces de perfil estos últimos años. Pero lo que no cambia son las espectaculares vistas que se tiene desde este lugar, incluyendo mesas y bancos de madera para los que prefieren evitar pasar por caja en el restaurante.

Y en el extremo de este lugar, además de un parking para autocaravanas, las pozas (o pozos) que son otro secreto de los veranos luanquinos.

Acantilados del Cabo Peñas - Depositphotos

Siguiendo la senda siempre hacia occidente pasamos la playa de Bañugues, una de las 13 parroquias que forman parte del concejo de Gozón, junto a Luanco.

Y tras pasar Llumeres y Viodo, llegamos ya al Cabo Peñas, un sublime rincón rabiosamente cantábrico, con acantilados a más de 100 metros de altura.

Aquí encontrarás el Centro de Interpretación Paisaje Protegido Cabo Peñas y diversos miradores para despedirnos de Luanco y Gozón en lo más alto: porque ya sabes, lo mejor siempre está por llegar, aunque nunca llegue...